El sismógrafo de la ESG: Europa diseña un nuevo mapa eléctrico

La sostenibilidad es uno de los grandes desafíos del mundo de los negocios de hoy. La creciente importancia de los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) obliga a las empresas a reconsiderar sus estrategias. Ahora, los ojos están puestos en la Comisión Europea, que acaba de plantear una reforma estructural del sector eléctrico con unos ambiciosos objetivos que buscan acelerar e incrementar el uso de renovables, aunque sin renunciar a la energía nuclear. Para detectar el impacto de estos movimientos en las empresas, cada quince días publicamos El sismógrafo de la sostenibilidad, una serie en la que ofrecemos una compilación de informaciones y análisis relacionados con la sostenibilidad.

ENERGÍA

Reforma eléctrica de la UE: más renovables y menos gas
La Comisión Europea (CE) ha presentado su propuesta para adaptar el mercado eléctrico de la Unión Europea (UE) a la era de las renovables, con tres objetivos: abaratar la energía (evitando picos de volatilidad), apostar por las renovables en detrimento del gas y ganar competitividad en la carrera tecnológica global hacia una economía descarbonizada.

La comisaria europea de Energía, Kadri Simson, aclaró en la presentación de su reforma del mercado que “el diseño actual (…) ha proporcionado un mercado eficiente y bien integrado durante muchas décadas, pero las estrecheces globales de suministro y la manipulación de Rusia de nuestros mercados energéticos ha hecho que muchos consumidores afronten incrementos masivos en sus facturas”.

El objetivo es que el 70% de la electricidad europea sea de origen renovable en 2030. Hasta ahora, el 22,3% es de origen solar y eólica, un 21,9% nuclear, un 10,2% hidroeléctrica, un 19,9% de gas, un 15% de carbón y un 5,9% de bioenergía.

Bruselas avala el apoyo financiero de los Estados miembros para prorrogar la vida de las centrales nucleares y opta por los enfoques más conservadores de Países Bajos o Alemania, por lo que no altera el sistema marginalista, que implica que el precio lo marca la última tecnología empleada para producir electricidad; de esta forma, se aleja de la reforma estructural que había propuesto España.

Este relevante paso llega días después de que Ursula Von der Leyen y Joe Biden, presidentes de la Comisión Europea y de Estados Unidos, acercaran posiciones para reforzar la “transparencia” mutua respecto a las ayudas públicas que ambos aplicarán a la economía verde. En el documento ‘Diálogo de Incentivos de Energía Limpia’ se fija cómo coordinarán sus “programas de incentivos para que se refuercen mutuamente”, según la declaración conjunta, en un intento de hacer frente común a la competencia china.

La Inteligencia Artificial, gran consumidor energético
La inteligencia artificial, el nuevo y prometedor sector tecnológico que espera transformar sectores como la salud o la venta de productos, también será un relevante consumidor de energía eléctrica. Cada chatbot o imagen que se descarguen los millones de usuarios supondrá un importante consumo de recursos energéticos que algunos analistas ya están anticipando como relevante productor de CO2.

Google y Microsoft emplean sistemas de computación en la nube que suponen que miles de microchips alojados en servidores de gigantescos centros de datos adiestren los algoritmos de la inteligencia artificial. Debido al éxito ChapGPT, otras compañías preparan modelos competidores con aplicaciones diversas. La inteligencia artificial utiliza más energía que otro tipo de informática y se calcula que el entrenamiento de un modelo requiere mayor consumo que el de 100 familias durante un año.

No obstante, las emisiones que produzca la AI dependerán de si ésta consume energía procedente del carbón, gas o energías renovables. Por el momento, no hay mucha transparencia sobre las fuentes empleadas por estas compañías. Sasha Luccioni, de la firma IA Hugging Face Inc, ha tratado de calcular las emisiones de Bloom, competidor de GPT3 de ChapGPT, pero concluyó que carecía de datos concretos.

Francia amenaza a España en el hidrógeno verde
La presidencia española de la Unión Europea, que se ejercerá el segundo semestre de este año, tendrá que debatir un asunto clave: si la futura directiva RED III que se discute ahora en Bruselas y que sustituirá a la aprobada en 2018, considera como hidrógeno verde el producido con energía nuclear.

Francia apuesta por esta decisión, lo que podría llevarle al liderazgo en producción de este hidrógeno, en detrimento de España. París cuenta con tres argumentos de fuerza: los precios ajustados de producción, la continuidad de la fabricación sin depender del viento o del sol y el apoyo de grandes industrias europeas.

Además, Francia sostiene que la generación con energía nuclear está libre de emisiones, aunque la Comisión Europea ha recordado que existe un gran problema por la dependencia que supone del combustible que se precisa y por los residuos que genera.

Desde la Agencia Internacional de la Energía, su director, Fatih Birol, ha defendido hace días en el Parlamento Europeo el importante papel de la energía nuclear para acelerar la descarbonización, en línea con el lobby Iniciativa del Hidrógeno Nuclear (NHI), donde están más de 40 empresas y organizaciones.

España cuenta con el apoyo de Alemania, que apuesta por invertir en la investigación de la producción del hidrógeno verde para abaratar sus costes.

Reino Unido: 20.000 millones para capturar CO2
El nuevo gobierno de Rishi Sunak ha decidido invertir 20.000 millones de libras (22.500 millones de euros) durante 20 años en proyectos para capturar y almacenar dióxido de carbono (C02).

La inversión impulsará proyectos que apuntan a almacenar de 20 a 30 millones de toneladas métricas de CO2 por año para 2030. Esta cantidad es la que producen las emisiones de 10 a 15 millones de coches. Gran Bretaña tiene como objetivo reducir las emisiones a cero neto para 2050 después de haber estado durante un siglo y medio emitiendo CO2 en grandes cantidades.

GOBERNANZA

Silicon Valley Bank, un problema de la G de ESG
La crisis de Silicon Valley Bank ha supuesto la intervención de la entidad por parte de las autoridades de Estados Unidos, así como la inyección de 25.000 millones de dólares para garantizar todos los depósitos. Pasados unos días de la debacle, han aparecido análisis divergentes: para algunos, el banco estaba más pendiente de cumplir los criterios ESG, de los que hacía continua bandera, que en su rigor financiero. SVB era conocido como un banco climático, que otorgaba grandes préstamos a empresas de energías renovables.

Sin embargo, otros afirman que no fue su tipo de cliente el que llevó a su final, sino la mala estructura de balance (tenía inversiones a largo plazo depreciadas por la subida de tipos frente a gran número de depósitos a la vista) y el hecho de que estuviera casi un año sin responsable de riesgos. Esta situación demuestra que la gestión del riesgo es la clave de bóveda de una entidad. De lo que no hay duda es que ha caído un gran financiador de energías alternativas, lo que perjudicará a estas iniciativas.

Esta caída también ha salpicado a la gobernanza de los supervisores. Michael Barr, vicepresidente de supervisión de la Reserva Federal, dijo: “Necesitamos tener humildad y realizar una revisión cuidadosa y exhaustiva de cómo supervisamos y regulamos esta empresa, y qué deberíamos aprender de esta experiencia”.

REGULACIÓN

Control del transporte y la pesca en aguas internacionales
Ha costado más de 15 años, pero la Conferencia Intergubernamental de la ONU ha acordado la redacción de un tratado que abre la puerta a la protección de la biodiversidad para regular algunos aspectos, como el tráfico marítimo o la pesca. Este acuerdo mantiene vivo el objetivo de proteger el 30% de los océanos para 2030. Entre los miembros que más lo han apoyado se encuentra España, aunque el proceso no ha terminado, ya que los países ahora deben adoptar y ratificar formalmente el tratado.

La distribución justa de los beneficios económicos de los recursos genéticos marinos ha sido un punto clave del conflicto en las negociaciones, así como la explotación de la minería submarina y la regulación del tráfico por barco, cuyo crecimiento amenaza a algunas especies. La resolución de estos temas no se logró hasta el último día de las conversaciones.

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