Por qué si priorizamos las capacidades podríamos ayudar a más de 100 millones de personas a encontrar mejores trabajos

Si preguntamos a cualquier directivo cuáles son los grandes retos a los que se enfrentan es muy probable que la falta de mano de obra y de trabajadores con las capacidades adecuadas ocupe uno de los primeros lugares de su lista. En particular, los directivos están preocupados por cómo desarrollar las capacidades que van a hacer falta para los llamados empleos del mañana, así como para aquellos necesarios para la transformación digital, medioambiental y energética.

Según la 26ª Encuesta Mundial de CEOs de PwC, más de la mitad de los 4.410 presidentes y consejeros delegados encuestados consideran que la escasez de capacidades y de empleados afectará significativamente la rentabilidad de su sector en los próximos 10 años. En su último informe sobre el Futuro del Empleo 2023, el Foro Económico Mundial ha señalado que las organizaciones de todos los sectores consideran que las principales barreras para su transformación son la falta de competencias y la dificultad para atraer talento.

Al mismo tiempo, un gran número de personas alrededor del mundo se están quedando fuera del mercado laboral por no contar con las capacidades adecuadas para acceder a puestos de trabajo bien remunerados y de calidad. Esta situación puede tener enormes consecuencias negativas, no sólo para el bienestar personal, la autoestima y las perspectivas económicas de estas personas, sino también para sus familias y para las sociedades en las que viven.

Y existe una solución potencial para este problema: pensar primero en las capacidades. Un enfoque que puede transformar cómo funcionan los mercados laborales.

Un enfoque que dé prioridad a las capacidades de los profesionales

Nuestro nuevo informe, ‘Putting Skills First: A Framework for Action‘, presentado durante la Cumbre sobre el Crecimiento del Foro Económico Mundial, concluye que si cambiamos nuestra aproximación al empleo y pensamos, primero, en las capacidades podríamos beneficiar directamente a más de 100 millones de personas de todo el mundo cuyas competencias, en la actualidad, están infrautilizadas, ya sea porque están ocupando puestos de trabajo inferiores a lo que les corresponde o porque están desempleadas. El análisis, que incluye 18 economías, revela que el desaprovechamiento de la mano de obra oscila entre el 4% de la población de Tailandia, el 7% de la de Estados Unidos, el 13% de Francia, el 27% de Brasil y el 43% de Sudáfrica.

Un modelo que dé prioridad a las capacidades pone patas arriba el sistema tradicional de contratación y retención de talento. Al centrarse en las capacidades y competencias de una persona, y no en los títulos o en su historial laboral, lo importante pasa a ser lo que la persona es capaz de hacer, y no sólo la universidad a la que fue.

Y lo que es más importante, este enfoque en las capacidades continúa mucho después de contratar al trabajador, ya que se hace hincapié en el desarrollo continuo de sus habilidades a lo largo de toda su trayectoria profesional.

¿Cuáles son los beneficios de un enfoque basado en las capacidades?

Los beneficios de priorizar las capacidades podrían cambiar las reglas del juego para todos los grupos de interés involucrados en esta cuestión. Las empresas aumentarán drásticamente la reserva de talento de la que podrían abastecerse. Además, podría ayudarles a contar con los profesionales que necesitan para conseguir sus objetivos prioritarios, ya sea impulsar la innovación, mejorar la experiencia del consumidor, reducir costes o entrar en nuevos mercados.

Muchas empresas se están enfrentando al desafío de reinventar sus modelos de negocio para dar respuesta a una gran variedad de factores externos e internos que van desde la incertidumbre económica y geopolítica hasta los intereses de los grupos de interés y la competencia. Por lo que, acceder a nuevas bolsas de talento podría jugar un papel fundamental a la hora de conseguir sus objetivos actuales y futuros, independientemente de que se trate de aumentar los ingresos, la rentabilidad, la productividad, potenciar la innovación o cumplir con sus objetivos en materia de sostenibilidad.

Para las personas, una estrategia que dé prioridad a sus capacidades implicaría una vía de acceso a buenos puestos de trabajo en los que podrían adquirir nuevas habilidades, impulsar su carrera profesional y aumentar sus ingresos. Unas posibilidades a las que, de otro modo, no podrían acceder. Además, el acceso a una formación continua garantiza que sus capacidades seguirán siendo relevantes en un mercado laboral que cambia constantemente. Por ejemplo, en la encuesta ‘Hopes and Fears 2021, elaborada por PwC y realizada a 32.500 profesionales de todo el mundo, el 46% de las personas con títulos de postgrado afirmaban que su empresa les ofrecía oportunidades para mejorar sus competencias digitales, mientras que en el caso de aquellos con estudios de bachillerato este porcentaje era sólo del 28%.

Uno de los aspectos más interesantes de apostar por este enfoque skills-first -en español, las capacidades primero-, es que muchas de las capacidades que buscan las compañías, y que pueden ofrecer las personas, son extrapolables a diferentes puestos e industrias. Por ejemplo, si una empresa busca un perfil para trabajar en seguridad de la información, podría encontrarlo entre aquellas personas con conocimientos relacionados en ciberseguridad o análisis de datos que, con un poco de formación, podría satisfacer perfectamente sus necesidades.

Desde el punto de vista social, este enfoque podría generar una fuerza laboral mucho más inclusiva y diversa, ya que ofrecería más oportunidades a las personas que se han quedado fuera de los sistemas educativos tradicionales. Y, por último, para la economía, una menor escasez de capacidades y mano de obra cualificada se asociaría a un aumento de la productividad, la innovación y el crecimiento del PIB, así como a una mejor preparación para el futuro.

¿Cómo pueden los directivos dar prioridad a las capacidades?

Llevar a cabo una transformación tan innovadora requiere algo más que la mera participación de los departamentos de Recursos Humanos. Para impulsarlo será necesario el compromiso de los CEOs y de los Gobiernos al más alto nivel.

Actualmente ya se han realizado algunos avances. PwC en Reino Unido, por ejemplo, ha puesto en marcha una serie de programas de formación que permiten a los candidatos sin título universitario obtener uno mientras trabajan en la compañía. También se están diseñando nuevas trayectorias profesionales para garantizar que cuentan con las capacidades necesarias para responder a las cambiantes demandas de la economía.

Para incorporar con éxito un enfoque que dé prioridad a las capacidades de las personas será necesario contar con la colaboración de todos los grupos de interés, razón por la cual el Foro Económico Mundial y PwC han unido sus fuerzas para crear un modelo de colaboración que sirva de guía a los CEOs y a los gobiernos.

El enfoque skills-first es una respuesta interesante, innovadora y centrada en los resultados a un problema importante. Esta visión transforma un reto en una oportunidad que no sólo agilizará la transformación hacia un mundo totalmente digital, sino que creará una sociedad más inclusiva, más equitativa y más próspera.


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