Descolocado por la automatización… en Shanghai
El CEO conduce al grupo de visitantes al interior de la fábrica, reluciente y muy bien iluminada. Un brazo robótico gira de un lado a otro, insertando en el punto exacto un sinfín de tarjetas de memoria. Un pequeño vehículo autónomo va y viene cargado con materiales y equipo, mientras una sonata de Bach suena por sus altavoces. En las zonas apartadas, algunos operarios equipados con uniformes especiales se afanan soldando piezas y empaquetando productos, a medida en que estos avanzan por una cinta.