La pandemia nos ha dejado a todos un poco tocados, pero con el verano ha llegado el momento de descansar y de olvidarse, en lo posible, del virus. Para ello, nada mejor que una buena selección de libros de negocios que nos permitan evadirnos sin dejar de aprender. Deliberadamente, hemos dejado al margen los libros que relacionan la economía con el coronavirus (que algunos se han publicado ya) y nos hemos centrado en las obras de lectura más amena y que al mismo tiempo pueden enriquecernos intelectualmente. Aquí ofrecemos una selección de obras recomendadas por strategy+business, revista de Strategy&, la consultora de estrategia de PwC, Financial Times, The Wall Street Journal y The New York Times, entre otras publicaciones.

The Passion Economy: The New Rules for Thriving in the Twenty-First Century, de Adam Davidson (Alfred A. Knopf, 2020)

Un libro lleno de optimismo que describe una nueva manera de enfocar una carrera profesional. Escrito por un periodista de la revista The New Yorker, plantea la idea de que en la economía contemporánea triunfan aquellos profesionales y emprendedores que se dedican a hacer lo que más les apasiona y que al mismo tiempo tienen una visión estratégica alejada del low cost y centrada en realizar aportaciones originales a las necesidades de sus clientes. No se trata de vender más, sino de vender mejor. Adam Davidson sintetiza en siete reglas su visión de la economía de la pasión. De ellas, la primera es la que inspira toda la obra: dedícate a aquello en lo que eres bueno y además te gusta. Las restantes son: elige a tus clientes y a tu competencia, define tu valor único y original, valórate a través del precio (otro rasgo fundamental; la economía de la pasión se cobra cara), construye una historia y usa la tecnología solo como apoyo. Además de teorizar sobre la economía de la pasión, Adam Davidson pone variados ejemplos de pequeños negocios que, inspirados en sus reglas, se han forjado una carrera de éxito en el complejo mercado global del siglo XXI. El más singular es quizás el de un fabricante de maquinaria agrícola de Ohio (Estados Unidos) que descubrió un nicho de negocio en la comunidad amish. Se dio cuenta de que este grupo etnorreligioso necesitaba equipamiento para mejorar sus peculiares prácticas de cultivo y se lanzó a fabricar, con gran éxito, un nuevo arado tirado con caballos para labrar la tierra. La ironía es que para satisfacer las tradiciones agrícolas de los amish tuvo que recurrir a una empresa de aceros noruega que disponía de una avanzadísima tecnología en nuevos materiales.

Don’t Fall for It: A Short History of Financial Scams, de Ben Carlson (Wiley, 2020)

Entretenido recuento de algunos de los más famosos fraudes financieros de la historia. El autor no solo narra las peripecias de estafadores y estafados, sino que además se detiene en la psicología de sus protagonistas. La obra distingue entre los que obran de buena fe, pero que acaban arruinando a mucha gente, y los que directamente tratan de esquilmar a sus víctimas para enriquecerse. Entre los primeros destaca John Law, un economista escocés que en el siglo XVIII convenció a Francia para crear un sistema de control de la deuda respaldado por las acciones de una nueva compañía de los territorios coloniales de América. Aunque en el proyecto se pueden ver algunos rasgos de lo que hoy son los bancos centrales, lo cierto es que la cosa acabó fatal, con la ruina de todos los inversores, y John Law el primero. Menos simpatías, aunque quizás más admiración, despierta el caso del estafador de origen checo Victor Lustig, que ideó una estratagema para vender la Torre Eiffel como chatarra. Victor Lustig consiguió convencer a un empresario que buscaba adentrarse en los círculos financieros de París y le sacó un montón de dinero. A la vista de la humillación, la víctima ni siquiera denunció la estafa ante la policía. Lo sorprendente del caso es que Victor Lustig intentó repetir la operación un mes después, aunque en esta ocasión no logró engañar a nadie y tuvo que huir precipitadamente. Una obra para pasar el rato y meditar sobre las consecuencias de la avaricia.

Atomic habits, de James Clear (Penguin Random House, 2018, y en español a partir del 8 de septiembre en Planeta)

Hay muchos ensayos que destacan la importancia de cambiar los pequeños hábitos de cada día para progresar en la carrera profesional y en la vida. Pero esta obra de James Clear es especial por varias razones. La primera, y más prosaica, es que ha vendido más de un millón de copias en Estados Unidos y es número 1 de la lista de The New York Times. La segunda razón es que James Clear tiene una rara habilidad para contar historias. El comienzo de Atomic habits es un ejemplo de su talento narrativo, al relatar de forma brillante el accidente que sufrió en un campo de béisbol (un bate le golpeó en la cabeza y le fracturó el cráneo) y cómo fue capaz de superarlo gracias a su capacidad para cambiar poco a poco sus rutinas diarias. Y otra razón de por qué hay que prestar atención a este libro es que sus argumentos son muy persuasivos, quizás porque los cambios que propone son tan minúsculos (de ahí el calificativo de atómicos) que parecen al alcance de cualquiera. James Clear defiende la regla de los dos minutos, según la cual la mejor manera de progresar hacia un objetivo difícil (correr una maratón, aprender árabe) es empezar desde muy abajo (ponerse las zapatillas, leer la primera página del diccionario) e ir progresando poco a poco de forma paulatina y sin desfallecer.

Lecciones de liderazgo creativo, de Bob Iger (Conecta, 2020)

Este libro, firmado por el presidente ejecutivo de Disney, viene con una buena tarjeta de recomendación: Bill Gates, el fundador de Microsoft, dice de él que es el mejor libro de negocios que ha leído “porque explica lo que realmente es ser el CEO de una gran empresa”. La obra de Bob Iger es un recorrido biográfico por su exitosa etapa de casi quince años como primer ejecutivo del imperio Disney (lo dejó en enero, pero ha vuelto para dirigir la batalla contra el coronavirus), con frecuentes incursiones en su trayectoria personal y profesional anterior. El libro permite, como bien indica el título en español, extraer conclusiones sobre la manera de dirigir una gran corporación. Entre sus principios de gestión como alto ejecutivo, Bob Iger destaca el optimismo (“los pesimistas no motivan a nadie”), la curiosidad, el constante afán de perfección y la integridad en todos los aspectos del negocio (“la manera en que haces algo es la manera en que haces todo”). Pero lo que quizás más sorprende de Bob Iger es que haya llegado a donde ha llegado partiendo del peldaño más bajo del escalafón corporativo. Nacido en Long Island, estudió comunicación en la poco renombrada universidad de Ithaca y empezó a trabajar en la cadena de televisión ABC como chico para todo, que lo mismo tenía que madrugar para encender las luces de un estudio que asegurarse de que el catering estaba preparado. Veinte años después era nombrado presidente de la cadena, y cuando Disney la compró en 1996 siguió progresando hasta convertirse en su primer ejecutivo en 2005. Un buen espejo en el que muchos pueden mirarse.

More: The 10,000-Year Rise of the World Economy, de Philip Coggan (Profile, 2020)

Ahora que la globalización está en entredicho, el autor de esta obra (un reconocido periodista británico que trabaja para la revista The Economist) hace una lúcida apología del comercio internacional como motor del progreso de la humanidad, en línea con las tesis del filósofo Adam Smith. Para contar la historia del comercio se remonta a 7.000 años antes de Cristo, cuando se ha constatado que la obsidiana de Capadocia era vendida a lo que hoy es Irán a través de Chipre, y se detiene especialmente en los dos últimos siglos y medio, en los que la aceleración del comercio internacional y de la tecnología ha producido avances sin precedentes en el bienestar de la mayor parte de los países. Con buen criterio, Philip Coggan inserta en su narración cronológica microensayos sectoriales, llenos de detalles y de imágenes vibrantes, en los que describe la aportación de la energía, la inmigración, el transporte y el gobierno, entre otras actividades, a la prosperidad de la economía global. Un libro imprescindible para contemplar de modo integral la historia económica de la humanidad, más allá de los estrechos puntos de vista que nos aportan hoy Twitter o Facebook.

Recomendación ‘vintage’: Major Barbara, de Bernard Shaw (Penguin Classics, 2000)

Esta amena obra de teatro, que el dramaturgo irlandés Bernard Shaw escribió en 1905, veinte años antes de recibir el Premio Nobel de Literatura, es un buen ejemplo de la necesidad de adoptar buenas prácticas en el complicado mundo de los negocios. Cuenta en tres actos la historia de Andrew Undershaft, un millonario fabricante de armas, y su contestataria hija Barbara, trasunto (presumiblemente) del industrial alemán Friedrich Alfred Krupp y de su hija Barbara Krupp. De las relaciones entre el aparentemente inmoral Undershaft (que en un momento de la obra dice que su única religión es ser millonario) y la idealista Barbara (que dedica su vida a los pobres) surgen algunas preguntas que no han perdido vigencia más de un siglo después. ¿Es importante, desde un punto de vista ético, lo que una empresa vende o fabrica? ¿Hay clientes que una empresa no debería aceptar? ¿Hay donaciones que una ONG tendría que rechazar? ¿Cuál es la mejor manera de ayudar a los pobres? Bernard Shaw profundiza también en el espinoso tema de la sucesión de una empresa familiar. El protagonista de Major Barbara no es de la familia original, sino que siguiendo una tradición bien conocida en Japón, denominada mukoyoshi, fue adoptado legalmente para llevar las riendas del negocio, a la vista de que ninguno de los herederos naturales parecía tener las condiciones necesarias para dirigirlo. A juzgar por el desenlace de la obra, Bernard Shaw parece apoyar esta estrategia de sucesión en la empresa familiar y lo hace en un tono de broma que resta solemnidad pero no trascendencia al mensaje. Ya lo dejó escrito el dramaturgo irlandés: “Si vas a decir a la gente la verdad, hazles reír; de lo contrario te matarán”.