La sostenibilidad es uno de los grandes desafíos, si no el principal, del mundo de los negocios de hoy. La creciente importancia de los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) obliga a las empresas a redefinir su forma de trabajar, con amplias repercusiones en múltiples aspectos de su actividad. Uno de los temas cruciales de debate es el reporting, en torno al cual se están produciendo diversas iniciativas públicas y privadas. El argumento central es que necesitamos más y mejores datos si queremos tener una base firme sobre la que apoyarnos para avanzar hacia una economía sostenible. Para detectar los movimientos que están configurando el nuevo mapa empresarial, publicamos El sismógrafo de la sostenibilidad, una serie quincenal en la que ofrecemos una compilación de informaciones y análisis relacionados con la sostenibilidad.

REGULACIÓN

Dato no mata relato, pero ayuda en la pelea
La necesidad de mejorar la información disponible sobre la sostenibilidad de las empresas recuerda la vieja expresión “dato mata relato”, en la que se resume la superioridad de los datos sobre las opiniones y las narrativas emocionales. La realidad de los últimos años ha demostrado que no siempre el dato mata al relato, aunque sí ayuda a desmontarlo. Con esa idea, el regulador bursátil estadounidense (SEC, por sus siglas en inglés) ha aprobado esta semana una propuesta de 510 folios para que las empresas cotizadas estén obligadas a ampliar de forma muy notable la información sobre riesgos climáticos que ya proporcionan al mercado. El proyecto ha ocasionado la natural controversia (algunas empresas defienden que la carga de trabajo que supone es desmesurada e incluso imposible de asumir) y hay quien cree que puede encontrar obstáculos por razones legales o políticas.

El banco de inversión Goldman Sachs se ha sumado a las exigencias de la SEC y su gestora de fondos penalizará a las compañías que no detallen sus emisiones. También va de datos (en este caso, de su armonización) la anunciada alianza entre GRI y IFRS, dos organizaciones internacionales que han acordado unir fuerzas para crear un sistema homogéneo de información ESG al mercado. El acuerdo refleja la importancia de garantizar que el reporting sobre sostenibilidad se atenga a un estándar mayoritario y comparable. En paralelo, el IFRS ha publicado sus dos primeras propuestas de criterios de transparencia en materia de sostenibilidad en los mercados de capitales. En el debate incidió esta semana la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado. Durante la presentación del informe ‘Unión Bancaria, un clima de cambio‘, elaborado por PwC España, Delgado subrayó que para que el sector financiero progrese hacia la sostenibilidad “lo esencial es disponer de datos suficientes, fiables, comparables y con profundidad histórica”.

TENDENCIAS

¿Aceleración o ralentización por Ucrania?
La invasión rusa de Ucrania ha abierto interrogantes sobre el futuro de la inversión en activos sostenibles y ha generado un intenso debate sobre si la guerra acelerará (como creen la mayoría de las instituciones internacionales) o retrasará (que es la opinión de muchos inversores) la transición hacia una economía sostenible.

Para sacarnos de dudas, el presidente y consejero delegado del fondo de inversión Blackrock, Larry Fink, ha terciado en la cuestión. En su carta anual a los accionistas de su empresa, que algunos comparan ya con las legendarias cartas de Warren Buffet, da una cal y otra de arena. En su opinión, el shock energético producido por el conflicto ralentizará a corto plazo el progreso hacia los objetivos climáticos, pero en el largo plazo acelerará los planes para evolucionar hacia fuentes de energía renovables, porque el alto precio de los combustibles fósiles las hará más competitivas.

Los nominados para sustituir el gas ruso
Vista la dependencia que tiene Europa, sobre todo, Alemania y otros países del Este, del gas ruso, la cuestión que se plantea ahora es cómo sustituirlo a corto y medio plazo. Estados Unidos dio el primer paso al anunciar que incrementará en un 68% las exportaciones a Europa de gas natural licuado. Eso está muy bien, aunque una vez que se hacen las cuentas y se analiza la situación de los mercados internacionales, no parece que vaya a ayudar mucho. Otro candidato a sustituir el gas ruso es el hidrógeno verde de Australia, tras el acuerdo entre la eléctrica alemana E.on y la australiana FFI. Se trata en este caso de un proyecto a medio plazo, ya que el hidrógeno solo empezará a llegar a Europa en 2024 y en cantidades más bien modestas.

EMPRESAS

Buenas noticias y no tan buenas
Las empresas europeas siguen dando pasos hacia la sostenibilidad. British Airways, la compañía hermana de Iberia, será la primera línea aérea en emplear combustible sostenible (fabricado con residuos domésticos y comerciales), que reduce las emisiones en más de un 80%. El gigante petrolero BP ha anunciado una inversión de mil millones de libras (alrededor de 1.180 millones de euros) en electrolineras en el Reino Unido durante los próximos 10 años.

La compañía aseguradora Scottish Widows ha decidido desinvertir en todas las compañías en las que al menos el 10% de sus ingresos procedan del negocio del tabaco, lo cual deja fuera de su cartera a todos los gigantes del sector. Esas son las buenas noticias. Menos alentador desde el punto de vista de la sostenibilidad es que los grandes bancos mundiales, con los estadounidenses a la cabeza, continúan apoyando con fuerza las energías fósiles, pese a sus compromisos en la lucha contra el cambio climático. En 2021, los 60 mayores prestamistas del mundo financiaron al sector con 742.000 millones de euros, solo muy ligeramente por debajo de los 750.000 millones de 2020.

INVERSIÓN

El bono del rinoceronte negro y otras emisiones innovadoras
Los bonos ESG no solo están vinculados a las energías renovables, al transporte sostenible, a la creación de empleo o a la igualdad de género. El Banco Mundial emitirá próximamente un bono innovador, que relaciona su rendimiento para los inversores con el crecimiento de la población sudafricana de rinocerontes negros, que están en peligro de extinción. Cualquiera que tenga 100.000 dólares (el mínimo de inversión) puede comprar este bono. De tener éxito, la emisión, de 150 millones de dólares, será replicada para favorecer a otras especies animales que están gravemente amenazadas, como los tigres, los leones o los gorilas.

También es innovador el proyecto del grupo farmacéutico francés Sanofi, que lanzará próximamente el primer bono mundial vinculado con el acceso a los medicamentos. El retorno de la emisión, por valor de 1.500 millones de euros, estará vinculado a conseguir objetivos concretos en número de pacientes que reciben medicinas esenciales en los próximos cinco años.