La sostenibilidad es uno de los grandes desafíos, si no el principal, del mundo de los negocios de hoy. La creciente importancia de los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) obliga a las empresas a redefinir su forma de trabajar, con amplias repercusiones en múltiples aspectos de su actividad. Sin embargo, la crisis energética, agravada por la invasión rusa de Ucrania, ha generado ruido en torno a la apuesta por la sostenibilidad. Los activos vinculados a ESG rinden menos y persisten algunas dudas sobre la ruta a seguir en materia medioambiental, teniendo en cuenta las dificultades para reemplazar las energías fósiles. La controversia desatada por algunas figuras empresariales muy conocidas también ha echado leña al fuego. Para detectar los movimientos que están configurando el nuevo mapa empresarial, publicamos El sismógrafo de la sostenibilidad, una serie quincenal en la que ofrecemos una compilación de informaciones y análisis relacionados con la sostenibilidad.

TENDENCIAS

El incendio de Thiel y los bomberos
Peter Thiel, el fundador de Paypal, no es de los empresarios que temen la polémica. En una conferencia de Miami dedicada al bitcoin, Thiel criticó con dureza los criterios ESG. Dijo que son una “fábrica de odio” y que son parecidos al Partido Comunista Chino, defendiéndose así de los que acusan a las criptomonedas de consumir demasiada energía.

Pero el incendio no inquietó a los grandes inversores de Wall Street. Larry Fink, presidente de la gestora Blackrock, aseguró poco después que la transición es real e imparable, pero “no va a seguir una línea recta”, justificando así que su compañía haya reducido recientemente el peso de activos sostenibles en su cartera de inversión.

Goldman Sachs también respaldó la apuesta por los criterios ESG, y no solo con palabras, al anunciar la compra de una gestora holandesa especializada en inversiones sostenibles.

Prioridad, sí, pero de aquella manera
La sostenibilidad ha saltado a uno de los primeros lugares en la lista de prioridades de los directivos de las empresas. Así lo atestiguan los resultados de una encuesta encargada por Google Cloud, en la que participaron casi 1.500 altos ejecutivos de 16 países, incluyendo a España. El 89% de los encuestados dicen estar más preocupados por la sostenibilidad que antes; el 93% aceptan vincular los criterios ESG a sus retribuciones y cerca de dos tercios están dispuestos a hacer crecer sus negocios de manera sostenible, incluso aunque haya riesgo de que se reduzcan sus beneficios a corto plazo.

El problema es que no tienen indicadores para medir los progresos. Solo el 36% de los directivos cuentan con ellos, y aun menos, el 20%, dice que les sirven para mejorar. Es más, el 58% (el 74% en España) piensan que su organización exagera sus esfuerzos en materia de sostenibilidad. Son problemas que las empresas tienen que resolver, porque los consumidores y los empleados cada vez aprietan más.

Un estudio revela que el 70% de los clientes están dispuestos a cortar su relación con una marca si no se toma en serio la sostenibilidad. Y otro informe concluye que los trabajadores potenciales son más proclives a aceptar empleos en empresas con buenas credenciales en sostenibilidad.

Los directivos de ESG ganan influencia
La creciente importancia de los criterios ESG en la lista de prioridades de la empresas está teniendo su reflejo en su organización interna. Un exhaustivo informe de Strategy&, la consultora estratégica de PwC, sobre el papel de los directores de sostenibilidad (CSO, por sus siglas en inglés) concluye que están ganando influencia e incrementando sus responsabilidades. Según el estudio, que investiga el papel de los gestores de sostenibilidad en 1.641 compañías cotizadas de 62 países, el 30% de ellas cuentan con un CSO formal y activo. Sin embargo, casi la mitad tienen poco influencia en las decisiones estratégicas y les cuesta llegar al Consejo de Administración.

INVERSIÓN

Los activos ESG pierden atractivo
La crisis energética, la guerra en Ucrania, las estrategias bajistas de los hedge funds… La rentabilidad de las inversiones en activos vinculados con los criterios ESG está de capa caída. Los grandes fondos europeos, por ejemplo, perdieron en el primer trimestre un 9%, cuando el conjunto de las inversiones solo cayeron un 6%. La explicación es sencilla. Los fondos sostenibles no se han beneficiado del tirón de las cotizaciones de los grandes grupos energéticos (excluidos de sus carteras), mientras que en el resto de los fondos sí ha contribuido a mitigar la caída en los mercados bursátiles.

La pérdida de atractivo de los activos ESG se ha traducido en una caída de los flujos globales y también en una reducción significativa de las emisiones de bonos verdes, que en el primer trimestre disminuyeron un 7% respecto al mismo periodo de 2021.

En todo caso, hay que poner las cifras en perspectiva: en la última década, la financiación de proyectos verdes se ha multiplicado por cien.

REGULACIÓN

Bonos verdes ‘made in Europa’
El Consejo de la Unión Europea dio luz verde a una propuesta de reglamento para la creación de bonos verdes europeos. El acuerdo establece requisitos uniformes para los emisores que quieran usar la etiqueta de bono verde europeo (o BVEu) y también crea un sistema de registro y de verificación. Ahora, el Consejo negociará con el Parlamento Europeo un texto definitivo, en el marco del proceso de codecisión europeo.

Más demandas para la banca
El sector bancario podría tener que informar sobre las emisiones de sus proveedores y clientes (el denominado alcance 3), incluyendo las vinculadas a sus préstamos e inversiones, según los trabajos preliminares del Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad, un organismo que se creó en noviembre pasado en la cumbre climática de Glasgow para mejorar la transparencia de la industria financiera.

En Canadá también aprietan a los bancos. El Gobierno exigirá desde 2024 a las entidades financieras que publiquen su exposiciones y sus riesgos relacionados con el clima. Canadá sigue así los pasos de Estados Unidos, donde la SEC, el regulador de los mercados de capitales, ha aprobado una propuesta para que las empresas cotizadas estén obligadas a ampliar la  información sobre riesgos climáticos.

INDUSTRIA

La revolución de los coches eléctricos funciona
Los informes del Grupo Intergubernamental de Experto sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) suelen traer malas noticias. En el último, publicado a principios de abril, los científicos de la organización advierten sobre la necesidad de actuar ahora para conseguir limitar el aumento de temperatura, pero al mismo tiempo se congratulan de que se hayan adoptado medidas para combatirlo. En particular, el estudio señala que los cambios revolucionarios en el transporte funcionan, ya han sido importantes para ralentizar el crecimiento de los gases de efecto invernadero en la última década y pueden ser decisivos para conseguir reducirlos en 2030.

En particular, el informe destaca que la mejora de las perspectivas se debe a la caída en el precio de las baterías para coches eléctricos y el espectacular aumento de la demanda de este tipo de vehículos, así como al aumento de los servicios de movilidad compartida y al teletrabajo. Los proyectos innovadores también pueden ayudar en la lucha contra el cambio climático. Electreon, una empresa israelí, has lanzado al mercado una tecnología wireless que permite a los vehículos eléctricos recargar sus baterías mientras están circulando.

La transición industrial, más rápida
La crisis energética y la guerra de Ucrania está alterando la agenda y el calendario de las políticas de sostenibilidad. En el caso de la industria, esos cambios tienden a acelerar la implantación de los criterios ESG. Esa es al menos la opinión expresada en unas jornadas organizadas por PwC, CEOE y el diario Expansión, en las que intervinieron los CEO de Acerinox, CAF y Ence. Los participantes destacaron los importantes efectos de la política de sostenibilidad en la competitividad, la gobernanza, la financiación y la trazabilidad de los productos de las empresas industriales.