La sostenibilidad es uno de los grandes desafíos del mundo de los negocios. La creciente importancia de los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) obliga a las empresas a reconsiderar sus estrategias. Un campo en el que se refleja la voluntad de las compañías es la inversión “verde” o socialmente responsable. Tras años de pujanza, los fondos de inversión que siguen criterios ESG están perdiendo fuerza en Estados Unidos, en paralelo a las encuestas que vaticinan la posible cambio de inquilino en la Casa Blanca el próximo noviembre, así como el incremento de poder de los republicanos en algunos Estados.

Los números son claros: Durante el primer trimestre de 2024, en EE.UU hubo retiradas de estos productos por valor de 8.800 millones, siguiendo la tendencia de 2023. Sin embargo, en Europa, hasta marzo pasado entraron 11.000 millones de dólares en fondos ESG, tras haber registrado ingresos de 40.000 millones en 2023. En España, en el primer trimestre de este año los fondos ESG han crecido un 4,2% y ya representan el 34% del total, según los datos de Inverco.

Para detectar el impacto de estos movimientos en las empresas y la sociedad, cada quince días publicamos El sismógrafo de la sostenibilidad, una serie en la que ofrecemos una compilación de informaciones y análisis relacionados con la sostenibilidad.

FINANCIACIÓN SOSTENIBLE

Europa asume el liderazgo mundial en la inversión ESG tras las fuertes caídas registradas en EEUU
Los datos oficiales indican una tendencia imparable en Estados Unidos, que no parece fácil de revertir, según las cifras de Morningstar Direct. En año y medio se han liquidado 63 fondos cotizados con perfil ESG y en 2023 salió la mayor cantidad de dinero de este tipo de vehículos.

De acuerdo con los últimos datos facilitados por esta firma, en todo el mundo hay ya tres billones de dólares (2,76 billones de euros) de fondos con perfil ESG. De ese importe, el 86% está en vehículos de inversión registrados en Europa y solo el 10% en fondos de Estados Unidos. El resto del mundo tiene una participación muy poco relevante pese a los incrementos prometidos por los países árabes.

El ambiente alrededor de la inversión ESG se ha enrarecido desde hace más de un año con los discursos de Trump afirmando que quiere revertir la normativa sobre inversión socialmente responsable. La nueva filosofía se basa en el principio de que los gestores debe ser lograr la máxima rentabilidad para sus clientes y que, por lo tanto, seleccionar las oportunidades de inversión por otros criterios –como los medioambientales- supone un mal desempeño de su labor. La lucha contra el cambio climático, que condicionará la vida –y por lo tanto, la economía- dentro de unos años, no debe ser un motivo para orientar las inversiones. Este cortoplacismo resta fondos para las nuevas fuentes de energía y, en la práctica, se centra en empresas de combustibles fósiles.

“La persistente politización en Estados Unidos de la inversión bajo criterios medioambientales ha hecho que se resienta la demanda de estos productos”, reconocen los expertos de Morningstar, como publicó Cinco Días.

Además de Trump, el gobernador republicano de Florida, Ron de Santis, ha sido un aglutinador del movimiento anti ESG. Hace un año, amenazó al gigante financiero BlackRock con retirarles el mandato para la gestión de más de 2.000 millones de dólares de planes de pensiones de funcionarios estatales si no abandonaban los criterios ESG para invertir. Hace un mes, en Texas, el fondo de pensiones del profesorado retiró 8.500 millones de dólares de fondos de BlackRock, para dárselos a otras gestoras.

La reacción fue que Blackrock dijo que reducía su participación en la iniciativa Climate Action 100+ (uno de los mayores movimientos mundiales de coordinación empresarial para luchar contra el cambio climático) y, detrás del más grande, han ido cediendo, como fichas de dominó, otras grandes gestoras: JPMorgan AM y State Street Global Advisors confirmaron su salida total.

Afortunadamente, por ahora el movimiento no ha llegado a Europa, que junto con Reino Unido o Noruega, llevan años fomentando la inversión sostenible, como reflejan las cifras citadas. En España la tendencia es la misma: a marzo de 2024, el patrimonio de Fondos de Inversión registrados como artículo 8 ó 9 (SFDR) alcanzó los 123.327 millones, lo que supone un incremento del 4,2% sobre la cifra de diciembre de 2023, ya que han entrado 5.070 millones, según los datos oficiales de Inverco. Los fondos ESG representan el 33,8% del total en España, casi todos ellos acogidos al artículo 8, que incluye a los que promueven características medioambientales y sociales; los que tienen como objetivo la inversión sostenible, artículo 9, solo suponen el 0,8% del total.

RIESGO ECONÓMICO

El Banco de España alerta del impacto del cambio climático sobre el turismo
Un estudio del organismo avisa de que el calentamiento global “podría incidir de manera más adversa de lo observado en los últimos años”. Cuando los extranjeros buscan un sitio ideal donde pasar sus vacaciones, buscan un lugar agradable para disfrutar unos días invirtiendo una parte considerable de sus ahorros. España presenta muchos lugares del gusto de estos visitantes, hasta el punto de que en 2023 fueron 85 millones de visitantes internacionales, más que nunca, los que recalaron en el país a lo largo del año.

Sin embargo, el aumento de las temperaturas como consecuencia del cambio climático puede provocar que cambien de idea por el excesivo calor durante el día y las noches. Podría ahuyentarles o llevarles hacia otros territorios más al norte del país, donde las temperaturas son menos asfixiantes, según recogió El País.

“Es importante resaltar que nuestro país está particularmente expuesto a los riesgos físicos asociados al cambio climático, por lo que el impacto del calentamiento global sobre la actividad turística podría incidir de manera más adversa de lo observado en los últimos años”. Esta es una de las conclusiones del estudio ‘La reciente diversificación de los flujos turísticos internacionales hacia España‘, publicado por el Banco de España.

“Si bien aún es pronto para extraer conclusiones definitivas, el cambio climático podría estar originando desplazamientos de turistas hacia destinos con temperaturas más moderadas en verano”, indica el organismo. “Consecuencia de ello, se reduciría la concentración en las zonas de mayor afluencia en los meses estivales y aumentaría la ocupación de los destinos de playa durante los meses de otoño e invierno. En esta línea, algunos estudios han señalado cómo cambios en la distribución geográfica del gasto turístico en España en temporada alta están asociados a aumentos de la temperatura superiores al promedio diario histórico”, añade.

En los tiempos previos a la covid, el turismo internacional en España “se caracterizaba por una elevada concentración, tanto temporal como geográfica, —en origen y destino—. Por un lado, cerca de la mitad de los turistas internacionales que venían a España a lo largo del año lo hacían en los meses de verano”, señala el estudio. “Por otro, cuatro comunidades autónomas —Canarias, Baleares, Cataluña y Andalucía— recibían en torno al 80% de los turistas. Además, predominaba el turismo internacional de proximidad, puesto que los principales países emisores eran Estados europeos como Reino Unido, Francia o Alemania”, añade. Sin embargo, estos comportamientos variaron drásticamente en 2023, y también se están viendo reproducidos en los primeros meses de este año.

Así, de visitar España primordialmente en los meses de verano, ahora los turistas extranjeros (vienen muchos más de América, especialmente de Estados Unidos), prefieren hacerlo en los meses de otoño o de invierno. “En particular, las llegadas de turistas internacionales en octubre, noviembre y diciembre de 2023 se situaron, respectivamente, un 10%, 16% y 25% por encima de las correspondientes a los mismos meses del período 2016-2019, frente al caso de los meses de verano, en que se colocarían un 1% por encima”, indica el informe del Banco de España. Los resultados del primer trimestre de 2024 también apuntan en la misma dirección: las llegadas de turistas estuvieron un 22% por encima de las correspondientes al periodo 2016-2019.

Esta variación en el horizonte temporal de las visitas viene acompañado por un cambio de destino. De acuerdo con el documento del máximo organismo bancario, en 2023 “el número de pernoctaciones hoteleras de extranjeros ha crecido más en las regiones del norte de España en comparación con los archipiélagos y el sur peninsular, que presentaban las cuotas más elevadas en el pasado, lo que ha redundado en una mayor diversificación geográfica de los flujos turísticos en el conjunto del territorio nacional”. Y detalla que mientras que las pernoctaciones han subido de manera muy particular en las comunidades del Cantábrico, Navarra y La Rioja (+26%); las de otros territorios como Canarias, Baleares y Andalucía cayeron ligeramente (-0,5%, -0,1% y -0,2%, respectivamente).

La parte positiva de esta peligrosa situación es que la ansiada desestacionalización (repartir los visitantes de manera más uniforme a lo largo del año), que desde hace años se cita recurrentemente como uno de los objetivos del sector, podría verse favorecida por el cambio climático.

ALTERACIONES HÍDRICAS

Más de 50 millones de europeos viven en zonas potencialmente inundables por ríos
Una de las manifestaciones más palpables del cambio climático es la alteración de la lluvia, que provoca periodos de sequías seguidos de inundaciones destructivas, lo que además empeora la calidad del agua. Esta situación también está creando zonas que viven en estrés hídrico permanente, un problema que ya alcanza al 30% de la población europea, según el último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Esta irregularidad en la llegada del agua altera la fisonomía de las ciudades y provoca que aproximadamente 53 millones de europeos residen en zonas con riesgo potencial de inundaciones fluviales, según el citado estudio.

Bajo el título ‘Respondiendo a los impactos del cambio climático en la salud humana en Europa: enfoque en inundaciones, sequías y calidad del agua’, este estudio alerta sobre los futuros riesgos para la salud física y mental derivados de las variaciones en la cantidad y calidad del agua, además de los impactos ya visibles, que incluyen muertes, lesiones, brotes de enfermedades infecciosas y problemas de salud mental, recoge La Vanguardia.

Entre 1980 y 2022, se registraron 5.584 muertes debido a inundaciones en 32 países europeos, de acuerdo con los datos de este informe. Actualmente, uno de cada ocho europeos vive en áreas con riesgo potencial de inundaciones fluviales y uno de cada nueve hospitales está ubicado en zonas de riesgo.

Aunque muchas de estas áreas cuentan con defensas contra las inundaciones, los niveles de seguridad varían y las infraestructuras podrían ser insuficientes en el futuro. El agravamiento del cambio climático aumentaría el riesgo de inundaciones de gran magnitud causadas por ríos, mares y lluvias intensas en toda Europa. Esto multiplicará el número de personas expuestas al peligro y pondrá a prueba las infraestructuras de protección actuales, lo que requiere una acción coordinada para evitar la pérdida de vidas y daños a la salud, según advierten los autores.

ECONOMÍA CIRCULAR

El negocio de la segunda mano evita el equivalente a producir 11,7 millones de botellas de plástico cada año
El negocio de la compra venta de objetos de segunda mano ha existido siempre, sobre todo en determinados mercados de cada ciudad. Sin embargo, el auge del consumismo desde los años ochenta y la invasión de productos a bajos precios, gracias a la gran participación de China, ha disparado este negocio.

Las plataformas tecnológicas se han convertido en un aliado clave para fomentar la economía circular, que ayuda a la lucha contra la descarbonización de las economías: se prolonga la vida útil de un producto y se evita que acabe en un contenedor de basura (que debe tratarse empleando energía y originando deshechos) y elude crear otro igual para otro comprador, que exigiría gastar más materiales y energía.

Cada transacción de segunda mano supone un ahorro potencial de CO2 equivalente a 14 botellas de plástico o, lo que es lo mismo, a 2,59 metros cuadrados de bosque, según los datos de la plataforma Mil anuncios.

El volumen de la segunda mano en España en 2023, sólo a través de esta aplicación, supuso el ahorro potencial de 7.606,77 toneladas de CO2. Supone un equivalente a la producción de 11.702.724 botellas de plástico. Asimismo, la segunda mano supuso un ahorro equivalente a las emisiones a 4.455 viajes en avión de ida y vuelta de Madrid a Nueva York, lo que también es equivalente al consumo energético anual de 10.923 hogares en todo el país.

Son algunas de las conclusiones de Cierra el círculo 2024, el estudio sobre el efecto medioambiental de la segunda mano en España. Tiene en cuenta factores como las emisiones relacionadas a la producción y distribución, entrega y embalaje y la sustituibilidad de un artículo de segunda mano por uno nuevo.

Por categorías, casa y jardín fue la que más ahorro potencial de CO supuso en el 2023; deportes y náutica se sitúa como la segunda categoría seguido de Informática, que incluye ordenadores, portátiles, monitores o memorias RAM, entre otros.

El informe desvela qué artículos ahorran más emisiones al planeta. Así, del total de productos analizados, las bicicletas de montaña, seguido por frigoríficos, congeladores, lavadoras, bicicletas de niños, de carretera, electrodomésticos de cocina, ordenadores, portátiles y bicicletas eléctricas se sitúan en el ranking de los productos reutilizados con más impacto sostenible, según recogió Expansión.

ESTILO DE VIDA

Gobiernos y empresas fomentan el consumo de comida “verde” para reducir el de carne
El sostenimiento del planeta depende de muchos factores. Uno de ellos es el estilo de alimentación, que pasa por reducir el consumo de carne ya que su producción exige un alto consumo de agua y recursos naturales. Por eso, un número creciente de empresas, instituciones y gobiernos están adoptando la “teoría del empujón”, es decir, inducir a los comensales hacia opciones alimenticias basadas en plantas, sin eliminar totalmente la carne, según recoge unreportaje de Bloomberg.

Los “trucos” para lograr este objetivo van desde colocar lasaña vegetal en la zona más popular del comedor, a poner salteados de verduras para que los comensales tengan que pedir carne o cambiar el nombre de la comida vegana con adjetivos atractivos como “sentirse bien” y “jugoso”. Los cafés para empleados de Google ya colocan la carne al final de la fila del buffet, animando a los comensales a comer todo lo demás primero.

Estos son sólo algunos de los pequeños cambios que se suman a una revolución silenciosa en las cafeterías escolares, los hospitales y los campus universitarios desde San Diego hasta Oslo. El objetivo es hacer que los comensales opten por opciones basadas en plantas, no eliminando por completo los productos animales, sino empujando a las personas a tomar decisiones diferentes.

La huella ambiental de la ganadería es enorme y la necesidad de abordarla es cada vez más urgente. La cría de animales es responsable de aproximadamente el 14,5% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, y la ganadería es un lastre para los preciosos recursos de tierra y agua. Incluso si las emisiones de combustibles fósiles desaparecieran de la noche a la mañana, las emisiones provocadas para fabricar alimentos por sí solas impedirían que el mundo limite el calentamiento a 1,5 °C como se describe en el Acuerdo de París, según una investigación publicada en Science.