La sostenibilidad es uno de los grandes desafíos del mundo de los negocios. La creciente importancia de los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) obliga a las empresas a reconsiderar sus estrategias. Estos días se acaba de presentar un documento que será una guía para las empresas, ya que son los compromisos de sostenibilidad enviados por el Gobierno a Bruselas que marcarán la política de este sector entre 2023-2030. Según el documento actualizado, denominado Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), España se compromete a que las emisiones de gases de efecto invernadero se reducirán un 32% en 2030 respecto a los niveles de 1990. Para ello, las energías renovables serán la pieza clave: el PNIEC prevé que el 81% del consumo eléctrico del país será de origen renovable a finales de esta década. Además, el Plan prevé entre sus objetivos un crecimiento de la demanda de electricidad del 34% entre 2019 y 2030.

Para detectar el impacto de estos movimientos en las empresas, cada quince días publicamos El sismógrafo de la sostenibilidad, una serie en la que ofrecemos una compilación de informaciones y análisis relacionados con la sostenibilidad.

PLAN NACIONAL DE ENERGÍA Y CLIMA

Objetivo: Descarbonizar la economía con más energía eólica y fotovoltaica que cree 560.000 empleos hasta 2030
La ministra y vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, ha presentado –con tres meses de retraso- el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) ante el Consejo de Ministros. Ella misma tendrá que supervisarlo cuando ocupe la vicepresidencia europea de Competencia y Transición Limpia, Justa y Competitiva.

El Plan es la  hoja de ruta para esta década con la que España debe abandonar, en buena parte, los combustibles fósiles y cumplir con sus compromisos internacionales de descarbonización de la economía, como publicó El País.

El Ejecutivo español ha elevado todos objetivos manifestados en 2021 sobre la emisiones de gases de efecto invernadero, dando más relevancia a las energías renovables; el Plan afirma que la energía fotovoltaica jugará un papel protagonista: será “la que más contribuirá a la descarbonización del sistema eléctrico, pues supone un 53% de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero estimada para el sector de la generación eléctrica”, según el documento publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE).

En línea con el Pacto Verde Europeo, el PNIEC incluye 111 medidas que abarcan la electrificación de usos térmicos y de movilidad, así como la mejora de la eficiencia energética en edificios e industrias, con el fin de reducir el uso de combustibles fósiles y promover un sistema energético más sostenible. Además, introduce objetivos más ambiciosos en tecnologías como el hidrógeno renovable y el almacenamiento energético.

Por otro lado, el Gobierno allana el camino a las energías marinas con un decreto que regula las condiciones de las concesiones, si bien los proyectos deberán superar el trámite de evaluación ambiental. Rivera ha advertido de que los parques marinos se instalarán en las zonas costeras donde esta energía sea bienvenida, según publicó La Vanguardia.

Ribera también destacó el impacto macroeconómico positivo de estas inversiones en energías renovables, que han permitido a los españoles pagar hasta un 40% menos en sus facturas eléctricas, según estimaciones del Banco de España. Asimismo, estas políticas impulsarán el crecimiento del PIB, la creación de empleo y mejorarán la seguridad energética al reducir su dependencia de las importaciones de combustibles fósiles y liberar recursos para la innovación.

En cuanto a las inversiones, el PNIEC contempla que las renovables movilicen en España -hasta 2030- un total de 308.000 millones de euros, creando hasta 560.000 empleos de aquí a 2030 e incrementando en un 3,2% el PIB. Estas cifras suponen un incremento relevante sobre la versión anterior, (que se dio a conocer en junio de 2023), cuando el Gobierno preveía una movilización de inversiones de 294.000 millones de euros. En la versión de 2020, se hablaba de movilizar 241.000 millones. Es decir, se ha pasado de 241.000 millones a 308.000 millones (67.000 millones más) en apenas cuatro años, según publicó Expansión. El Plan estima que las inversiones provendrán principalmente del marco privado, en un 82%, mientras que el 18% será público, especialmente impulsado por los fondos europeos (13%).

ANIVERSARIO DEL ACUERDO DE LA ONU

Nueve años de la firma de la Agenda 2030: queda una larga tarea para cumplir los Objetivos para el Desarrollo Sostenible
El 25 de septiembre de 2015, los 193 Estados miembros de la ONU adoptaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como núcleo. Ahora, a nueve años de su adopción, los avances son mixtos, y la pandemia de COVID-19 y otros factores globales han ralentizado los resultados y es larga la tarea pendiente.

Según el Informe de los ODS 2023 publicado por la ONU, así como análisis de instituciones como el Banco Mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), existen avances y desafíos pendientes, entre los que cabe destacar los siguientes:

  • Erradicación de la pobreza (ODS 1): Aunque la pobreza extrema disminuyó antes de 2020, la pandemia y la inflación global han revertido gran parte de los avances. En 2023, el número de personas en pobreza extrema ha vuelto a subir.
  • Educación de calidad (ODS 4): El acceso a la educación ha mejorado, con más niños y niñas inscritos en la escuela primaria y secundaria en muchas regiones. Sin embargo, la calidad y la equidad siguen siendo un desafío, especialmente en países de bajos ingresos y zonas rurales.
  • Igualdad de género (ODS 5): Ha habido avances en cuanto a representación política femenina y acceso a educación. Sin embargo, la violencia de género y la brecha salarial persisten, particularmente en regiones en desarrollo.
  • Desigualdad (ODS 10): La desigualdad dentro de los países y entre ellos sigue creciendo, exacerbada por la pandemia. La concentración de riqueza y la falta de acceso a servicios básicos como salud y educación en muchas partes del mundo indican que queda mucho por hacer.
  • Producción y consumo sostenibles (ODS 12): Los patrones globales de consumo siguen siendo insostenibles. Aunque hay avances en reciclaje y energías limpias, la sobreexplotación de recursos naturales persiste y la transición hacia una economía circular es lenta.
  • Acción por el clima (ODS 13): A pesar de los compromisos de varios países de reducir emisiones y transitar hacia energías renovables, los efectos del cambio climático se están acelerando.
  • Vida submarina y terrestre (ODS 14 y 15): La degradación de ecosistemas, la deforestación y la contaminación marina siguen siendo alarmantes. A pesar de algunas iniciativas locales exitosas, la biodiversidad continúa en peligro.

El cumplimiento de los ODS enfrenta un reto considerable debido a la crisis climática, la inflación y los conflictos geopolíticos. Sin embargo, la presión pública y los compromisos internacionales están impulsando avances. Se necesita una aceleración en la implementación de políticas, financiamiento y colaboración global para cumplir las metas en el plazo original de 2030, según los citados organismos internacionales.

PRÉSTAMOS Y MERCADOS FINANCIEROS

Biden acelera en su política climática: eleva la concesión de créditos verdes e impulsa el mercado del carbono
La Administración Biden no quiere perder las semanas que le quedan hasta las siguientes elecciones y quiere dejar encarrilada algunos de los hitos de su política climática. En los últimos días ha agilizado los trámites para autorizar préstamos públicos a grandes proyectos de transición energética y economía sostenible mientras que el organismo de control de derivados de EE UU ha finalizado las primeras directrices federales para las compensaciones de carbono no reguladas; al mismo tiempo, la Casa Blanca busca estandarizar un mercado desordenado en un intento por abordar el cambio climático, según informó Expansión recogiendo la noticia de Financial Times. El regulador de derivados quiere establecer estándares básicos en medio de las preocupaciones que existen sobre el lavado de imagen y compensaciones ineficaces de este mercado.

El límite total de créditos verdes en Estados Unidos está situado en los 400.000 millones de dólares (363.000 millones de euros). Repartirlos todos en tiempo récord va a ser difícil, pero Joe Biden quiere pasar a la historia como el presidente norteamericano que más hizo por el cambio climático, según explicó Expansión en un reciente artículo.

El único problema es que en poco más de tres meses Biden abandonará el Despacho Oval y no está claro quién será su sustituto. Kamala Harris, actual vicepresidenta, podría mantener la línea de financiación, incluso ampliarla si es necesario, pero si Donald Trump gana las próximas elecciones, ha prometido terminar con la agenda verde del Gobierno.

Aunque la línea de financiación pública para impulsar iniciativas de economía sostenible se aprobó hace más de dos años, hoy, los créditos aprobados son mínimos: solo se han autorizado cinco proyectos, con una financiación total de 6.500 millones de dólares, pero hay alrededor de otras 200 solicitudes esperando el visto bueno del regulador. En total: 281.000 millones de dólares en forma de créditos que podrían llegar al sector privado antes del 1 de enero de 2025 para invertir en paneles solares, componentes para baterías, almacenamiento energético, vehículos eléctricos, etc.

En el lado financiero, la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas (CFTC, por sus siglas en inglés) adoptó medidas que solicitan a las Bolsas que validen los derivados de compensación de carbono, que basan sus precios en los de los instrumentos financieros comprados por las empresas para compensar las emisiones.

La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, emitió un comunicado en el que elogiaba las nuevas directrices como un medio para “promover la integridad de los créditos de carbono y permitir una mayor liquidez y transparencia de precios”.

ECONOMÍA SOSTENIBLE

Pamplona, San Sebastián y Madrid, las ciudades españolas que más reciclan
Las ciudades del norte de España son las que más reciclan y cuentan con mayor sensibilidad ambiental. Si se amplía el foco, además de las capitales del País Vasco y Navarra, Madrid aparece como la región que más plástico y envases recicla, seguida de Cataluña y las Islas Baleares como las más implicadas en la separación de residuos. En el lado opuesto están Huelva, Toledo, Cáceres, Castellón, Albacete o Lugo, entre otras según la información de Ecoembes y Ecovidrio.

La razón por la que existen regiones punteras en esta materia se debe a que incorporaron antes a la recogida selectiva de residuos y eso generó una gran concienciación ciudadana en el medio ambiente. Pero, además, como explica el presidente de Ecovidrio, José Manuel Núñez-Lagos, “en esas zonas de España se ha producido un compromiso histórico por parte de la Administración Pública en potenciar las políticas de residuos y llevar este asunto a un primer plano de prioridad”, en declaraciones publicadas por Expansión.

La disponibilidad de los contenedores nuestro país es bastante homogénea y, por tanto, ya no es un factor diferencial ni excusa para que se den grandes diferencias entre municipios. Los que más vidrio reciclan son San Sebastián, Pamplona, Santiago de Compostela, Bilbao y Palma. En el lado contrario, los que menos clasifican sus residuos en el contenedor verde, son Huelva, Toledo, Cáceres, Lugo y Castellón de la Plana.

El reciclaje moderno, tal y como lo conocemos ahora, el de los contenedores de colores, empezó en 1982 con el contenedor verde (vidrio), que fue el que primero llegó a las calles. La tasa de reciclaje de vidrio es del 70,1%, lo que permite superar ya los objetivos fijados por Europa para 2025 para la fracción del vidrio, que establece un objetivo del 70%.

Unos años después de los primeros contenedores verdes, en 1997, Ecoembes puso en marcha los amarillos para separar  envases de plástico y los azul para recoger papel y cartón cuyo despegue ha sido imparable desde entonces.

Sólo en 2023 se reciclaron 1.683.890 toneladas de estos envases entre los dos contenedores. Esto se traduce en una tasa del 74,2%, según el nuevo sistema de cálculo europeo, y supera con dos años de antelación los objetivos que Europa fija para 2025.

En el caso del papel y cartón, Pamplona y San Sebastián, repiten como las más recicladoras, seguidas de León, Huesca y Bilbao. En el caso del contenedor amarillo, Madrid es la número uno, y nuevamente le siguen Pamplona y San Sebastián, así como Huesca y Tarragona.  A la cola del reciclaje de envases de plástico destacan Ceuta, Melilla y Huelva, y Ceuta, Albacete y Toledo, en el caso del papel y cartón.

En España hay más de 650.000 contenedores entre amarillos y azules, lo que hace posible que el servicio de recogida de envases que las administraciones públicas prestan a los ciudadanos llegue a un 99,9% de la población.