La sostenibilidad es uno de los grandes desafíos del mundo de los negocios. La creciente importancia de los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) obliga a las empresas a reconsiderar sus estrategias. Y la situación no permite demoras porque una coalición internacional, formada por 1.500 científicos liderados por la Universidad de Oregón, advierte en su ‘Informe sobre el estado del clima: Tiempos peligrosos para el planeta Tierra‘ que el empeoramiento de los signos vitales de la Tierra indica que estamos en una “nueva fase crítica e impredecible de la crisis climática”. Pese a este demoledor informe, lanzan diversas propuestas para hacer frente a la crisis climática y la pérdida de biodiversidad.
Admiten que el uso de energía renovable creció un 15% con respecto a 2022, pero dicen que solo representa una catorceava parte del uso de combustibles fósiles. Reclaman el fin de las subvenciones al petróleo y al gas e imponer un precio global del carbono porque podría limitar las emisiones de los países ricos y al mismo tiempo proporcionar fondos para más acciones climáticas.
Todos estos movimientos acabarán afectando a las empresas y para detectarlos, cada quince días publicamos El sismógrafo de la sostenibilidad, una serie en la que ofrecemos una compilación de informaciones y análisis relacionados con la sostenibilidad.
MEDIOAMBIENTE
Un panel de 1.500 científicos reclama “acciones decisivas y rápidas” para evitar “una nueva fase impredecible de la crisis climática”
Tras un verano de récord de calor -los tres días más calurosos de la historia se han registrado en julio de este año- ahora el huracán Milton ha azotado a Estados Unidos, formando una de las peores tormentas de los últimos 100 años. Por si estos fenómenos no resultan evidentes por sí mismos, los científicos lo ponen negro sobre blanco: 25 de los 35 “signos vitales” de la Tierra están ya en peligro por el cambio climático, entre los que se encuentran la calidad del agua, la contaminación del aire o la producción de alimentos y de energía.
Esta coalición internacional, que está formada por 1.500 científicos advierte de que entramos en una “nueva fase crítica e impredecible de la crisis climática”. Los expertos, liderados por la Universidad de Oregón, han redactado el ‘Informe sobre el estado del clima: Tiempos peligrosos para el planeta Tierra’ y dicen que “se necesitan acciones decisivas y rápidas”, según recogió la Cadena SER. “Una gran parte de la estructura misma de la vida en nuestro planeta está en peligro”, afirma ya William Ripple, un prestigioso investigador de la Universidad Estatal de Oregón, en Estados Unidos.
El nuevo estudio, también publicado en la revista BioScience, sostiene que el calentamiento global será de 2,7ºC respecto a niveles preindustriales a finales de siglo si nada cambia. La edición de 2024 ha contado con la financiación de la Fundación CO2 y el abogado Roger Worthington. Detrás de este trabajo también están referentes de la ciencia del clima como Johan Rockström, Michael E. Mann, Naomi Oreskes, Tim Lenton y Stefan Rahmstorf, según recogió EFE Climática.
Según este informe, los seres humanos “estamos en medio de una abrupta convulsión climática, que pone en peligro la vida en la Tierra como nada que hayamos visto antes, incluso, nuestros parientes prehistóricos”.
No se podrá decir que se ha llegado hasta aquí sin pistas porque se ha demostrado el papel de las emisiones contaminantes de los combustibles fósiles, como el petróleo, gas y carbón, y sin embargo están en su nivel más alto de la historia. De hecho, la temperatura media de la superficie de la Tierra está en su pico más alto de la historia.
El estudio admite el incremento de las energías renovables en 2023, con un 15% más que el año anterior, pero dice que se debe principalmente a una mayor demanda y no a que estén reemplazando a los combustibles fósiles, pero es el camino a seguir. Según el informe Renewables 2024, se espera que la capacidad mundial de energía renovable se triplique para 2030 sobre el nivel de 2022, lo que supone aumentar la capacidad energética total actual de China, la Unión Europea, India y Estados Unidos combinados.
Pero, mientras se cumplen las previsiones, las cifras actuales son elocuentes: el consumo anual de combustibles fósiles aumentó un 1,5% en 2023, principalmente debido a los grandes aumentos en el uso de carbón (1,6%) y petróleo (2,5%), indica el informe. En cambio, este informe demuestra que la pérdida anual de árboles a nivel mundial aumentó un 25%, pasando de 22,8 millones de hectáreas en 2022 a 28,3 millones en 2023.
Además, las concentraciones en la atmósfera terrestre del famoso C02 (el dióxido de carbono) y el metano (los dos principales gases que están recalentando el clima) están en máximos históricos.
Pare evitar el colapso, este consorcio internacional de científicos pide imponer un precio global del carbono, porque podría limitar las emisiones de los ricos y al mismo tiempo proporcionar fondos para más acciones climáticas. También reclama sustituir los combustibles fósiles por energías renovables y proteger o restaurar los ecosistemas biodiversos. Por último, demanda que se fomenten los alimentos de origen vegetal, y se integre la educación sobre el cambio climático en los planes de estudio mundiales para impulsar la concienciación y la acción.
REGULACIÓN
Miles de fondos deberán revisar su compromiso medioambiental para cumplir con la nueva normativa de ESMA
El problema del falso etiquetado verde –greenwashing, también conocido como eco impostura- para las empresas y los vehículos de inversión lleva años sobre las mesas de los reguladores europeos. La solución no es fácil y se ha utilizado el sistema de “prueba y error” para avanzar en las diferentes normativas. Tras el último debate sobre las empresas vivido en Bruselas, ahora le ha tocado el turno a los fondos de inversión, que ya siguen diferentes normas amparadas por algunos artículos polémicos.
La nueva normativa de la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA) introduce criterios más estrictos para el uso de términos relacionados con el medio ambiente, como “ESG” (Ambiental, Social y Gobernanza), “sostenible” o “impacto”, en los nombres de los fondos de inversión. Para las gestoras que ya utilizaban estas denominaciones, la normativa recoge que deberán cumplir con ciertos umbrales, como que, al menos, el 80% de las inversiones del fondo contribuyan directamente a los objetivos ambientales o sociales declarados, según publicó Expansión.
Además, los fondos deben adoptar las mismas exclusiones que tienen los índices de referencia (benchmarks) alineados con el Acuerdo de París (Paris-Aligned Benchmarks o PAB). Aquellos que incluyan palabras como “transición, social y gobernanza” deben adoptar las exclusiones de los benchmarks de transición climática (Climate Transition Benchmarks o CTB). Esto implica que las gestoras deberán revisar y, en muchos casos, adaptar sus carteras de inversión para cumplir con estos nuevos requisitos.
Tras analizar alrededor de 7.000 fondos, MainStreet Partners (Allfunds) concluye que aproximadamente 1.800, es decir el 25%, emplean terminología afectada por las nuevas normativas. Estos fondos deberán cumplir con las directrices o cambiar sus nombres, siendo los fondos bajo el artículo 8 SFDR (que abarca a los que no cuentan con un objetivo sostenible específico y solo buscan promover el ESG), los más impactados, ya que representan el 67% de los que necesiten ajustarse.
Antes de esta normativa, las gestoras ya estaban sujetas a regulaciones como el Sustainable Finance Disclosure Regulation (SFDR), que requería transparencia sobre las inversiones sostenibles. Sin embargo, el marco anterior dejaba margen para interpretaciones más flexibles sobre qué podía considerarse una inversión sostenible, lo que aumentaba el riesgo de prácticas engañosas.
AGUA
España, entre los países del mundo con mayor inseguridad hídrica
España registra el mayor incremento de inseguridad hídrica, según un informe del British Standards Institute (BSI), que estudia 41 países. Con una puntuación de 26 sobre 35 (cuanto más elevada, mayor riesgo), se encuentra detrás de Sudáfrica (30 puntos), de Turquía (28) y de un grupo formado por China, Chipre, India, Macedonia del Norte y Estados Unidos, que tienen 27 puntos, es decir, están peor que España. De los 7 indicadores que componen el índice, España empeora en cuatro de ellos respecto del año anterior, según publicó Expansión.
El informe anual ‘Sedientos de cambio‘, realizado por BSI en colaboración con Waterwise, es uno de los estudios de referencia a nivel global sobre el uso del agua a escala nacional, apunta el Club Iagua.
En concreto, España empeora en el volumen máximo teórico anual de agua disponible per cápita; la escasez de agua; el precio del agua en relación con el Producto Interior Bruto (PIB) per cápita; y la eficiencia en el uso del agua. El resto de indicadores continúan igual, a saber la aridez del territorio, el consumo per cápita y la pérdida de agua en la red de distribución.
Este aumento de la inseguridad hídrica es especialmente preocupante a la luz de los problemas de escasez de agua a los que se han enfrentado algunas regiones de España en los últimos años, con las reservas de agua en cuencas internas y embalses bajo mínimos.
Estrenado ya el otoño, empieza un nuevo año hidrológico y la reserva total de agua en los embalses peninsulares se encuentra al 47,8%, un nivel claramente mejor que el año pasado por estas fechas (35,9%), aunque solo ligeramente mejor que la media de agua almacenada de los últimos diez años (45,6%).
Sin embargo, hay cuencas en mala situación en relación con su capacidad, como son la del Segura (15,3%), Guadalete-Barbate (20,5%), la Cuenca Mediterránea Andaluza (22,4%) y las cuencas internas de Cataluña (28,5%), que sufre la sequía más intensa desde que hay registros.
INNOVACIÓN
Los aparcamientos solares, la inexplorada solución para fomentar la energía verde y la movilidad eléctrica
Una de los frenos a la compra de los vehículos eléctricos –además del precio- es la falta de puntos de recarga en las autovías. La mayoría de estos vehículos deben reponer sus baterías en viaje porque la autonomía de la que disponen es baja. Por este motivo, , la Fundación Renovables, un Think Tank que tiene como misión ayudar a impulsar y acelerar el cambio de modelo energético, ha pedido a todas las administraciones que legislen para aprovechar el potencial de los aparcamientos solares, una apuesta en auge en Francia, Alemania y otros países de Europa, pero inexplorada por el momento en la península, como ha publicado La Vanguardia.
Esta fundación acaba de publicar un informe con datos y cifras sobre el “doble beneficio” de estas instalaciones: la producción de electricidad para autoconsumo del local vinculado a cada parking y el abastecimiento a los puntos de recarga de los vehículos eléctricos.
“Uno de los mayores retos de la transición energética es aprovechar al máximo el espacio disponible para la expansión de las energías renovables. Si queremos que este proceso se haga alterando al mínimo nuestros entornos naturales, es crucial agudizar el ingenio y empezar a aprovechar las oportunidades que nos brindan los terrenos construidos. Los aparcamientos de uso público son un buen ejemplo de ello”, resume Ladislao Montiel, autor principal del informe y responsable de tecnologías renovables de la fundación.
Para este analista energético, esta apuesta estatal contribuiría no sólo a acelerar la transición energética, sino también a mejorar su aceptación social y a disminuir los impactos ambientales en los territorios.
ESTILO DE VIDA
“Sangre y dinero”, una serie sobre la mayor estafa financiera que intentaba frenar la contaminación
Las buenas intenciones pueden ser peligrosas cuando no se cuenta con el consejo de expertos, sobre todo si lanzan a los mercados financieros, un hábitat propenso a los tiburones. Esto fue lo que ocurrió en la llamada “estafa del siglo” que ha inspirado la serie de ficción, ‘Sangre y dinero’, basada en los hechos reales publicados en el libro homónimo del periodista Fabrice Arfi. La producción está muy cuidada con localizaciones en París, Manila, Israel y Chipre y un presupuesto de 30 millones de euros.
La serie describe el escándalo que comenzó en 2005, cuando la Unión Europea implementó un impuesto sobre el carbono para luchar contra el calentamiento global. La medida dio pie a que una banda organizada con efectivos en varios puntos del mundo defraudara en los años siguientes unos 5.000 millones de euros con el IVA de empresas fantasma, según Europol.
La serie, disponible en Movistar Plus+ y Filmin, narra la vida y obra de dos delincuentes de los bajos fondos que se unen a un financiero millonario sin escrúpulos para organizar el fraude. Mientras tanto, son perseguidos por un tenaz director del Servicio Nacional de Aduanas Judiciales, protagonizado por el extraordinario actor Vincent Lindon, que está dispuesto a encarcelar a los estafadores, una meta que convirtió casi en una obsesión. Este personaje no aparece en la historia que describe el libro.
La estafa pone de manifiesto los errores y la falta de reflejos de los dirigentes franceses para atajar el fraude que se operó desde el mercado de París. El impuesto sobre las emisiones de carbono de las empresas conllevaba el pago del impuesto, lo que a su vez generó el fraude conocido como “el carrusel del IVA”. En el alegato final, el director de Aduanas Judiciales explica cómo la imprudencia de los legisladores, aunque estén guiados por una buena causa como es la lucha contra la contaminación, pueden causar errores muy graves que pagan los ciudadanos sin que nadie asuma responsabilidades.