La internacionalización de las empresas españolas y el cambio del perfil de ahorro de las familias serán algunos de los factores que impulsarán las fórmulas de financiación alternativas -no bancarias- en nuestro país en las próximas décadas. España es uno de los países desarrollados donde los recursos de las empresas tienen una mayor dependencia de la financiación bancaria tradicional -préstamos o líneas de crédito-, muy superior a la de países como Italia, Alemania, Francia, Reino Unido o Estados Unidos. El informe, sin embargo, considera que en las próximas dos décadas irán ganando peso, poco a poco, otras fórmulas de captación de dinero.
El documento señala cinco razones objetivas.
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Empresas más internacionalizadas y de mayor tamaño. Es previsible que en 2033 las empresas españolas sean más grandes y estén más internacionalizadas, y por tanto tengan mejor acceso a fuentes de financiación no bancaria, ya que hay una correlación comprobada entre el tamaño de la compañía y los recursos procedentes del mercado que utiliza (cuanto mayor es la empresa, menos dependiente es del sistema financiero, aunque hay excepciones).
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Cambio del perfil de ahorro de las familias. Las familias españolas, en efecto, tenderán a ahorrar más en el futuro, como consecuencia sobre todo de la puesta en cuestión de la suficiencia del sistema de pensiones. El progresivo envejecimiento de la población conllevará previsiblemente una caída del poder adquisitivo de las pensiones, lo cual obligará a los ciudadanos, sobre todo a los más jóvenes, a ahorrar más o durante más tiempo, y a confiar en planes complementarios de jubilación. Otro elemento también clave en los cambios que podemos esperar en la composición del ahorro familiar es la destrucción de la vivienda como producto de inversión estrella. El estallido de la burbuja inmobiliaria demostró que los precios de los inmuebles pueden bajar y cabe pensar que los españoles buscarán en el futuro otras maneras de invertir su dinero, como los fondos de inversión.
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La situación del sector financiero en España. El sistema bancario español, como consecuencia de la crisis y de la reducción del número de entidades, va a seguir ajustando el tamaño de su balance para completar el necesario proceso de desapalancamiento. Ello puede frenar el proceso de concesión de nuevos créditos y obligar a las empresas a buscar financiación alternativa para sus proyectos de inversión.
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La nueva regulación bancaria (Basilea III), que entrará en vigor progresivamente en los próximos años, impone mayores exigencias de capital, lo cual también podría tener un impacto en las decisiones de toma de riesgo de las entidades.
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Compañías más capitalizadas. El tejido empresarial español ha estado sobreendeudado e infracapitalizado, y la tendencia a corregir esas desviaciones ayuda a la sustitución de parte de la financiación bancaria tradicional (vía crédito) por otras fórmulas ligadas al reforzamiento del capital. La nueva normativa concursal aprobada por el Gobierno, que facilita la conversión de deuda en capital, apunta en esa dirección.
Pero, ¿hay alternativas sólidas a la adicción histórica de las empresas españolas al crédito bancario? El informe señala mecanismos de financiación muy variados pero poco desarrollados en España. Una de las opciones naturales es la de los mercados de valores de renta variable que, aunque es un método común entre las grandes empresas, es poco utilizado por las compañías más pequeñas. Sin embargo, el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) está precisamente dirigido a empresas de reducida capitalización y, aunque sus resultados son hasta el momento discretos, de cara al futuro está considerado un instrumento indispensable para canalizar el acceso de las pymes al mercado de capitales. Otra alternativa natural es la emisión de títulos corporativos o bonos, medida que recobró interés en el 2013 y 2014 en paralelo a la mejora de los indicadores económicos y de la recuperación de la confianza en los mercados de la economía española.
Además, las opciones no se limitan al mercado de valores, las empresas cuentan con opciones muy variadas, como las distintas modalidades de capital riesgo o el denominado direct lending (concesión de préstamos por parte de fondos de inversión). También es de destacar la irrupción del crowdfunding, que puede llegar a ser un instrumento atractivo para las compañías dada su elasticidad y adaptación al ecosistema de Internet.
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