La Organización Mundial de la Salud ha descrito el estrés como la ‘epidemia sanitaria mundial del siglo XXI’. Hoy por hoy, mucha gente trabaja en entornos en los que se está siempre conectado, el nivel de exigencia es muy alto, y donde el estrés y el riesgo de ‘quemarse’ o hartarse del trabajo es omnipresente.

Esto no afecta solo a los directivos, sino que es un obstáculo para el éxito de cualquier empresa, ya que incide en profesionales de todos los niveles, independientemente de su nivel de motivación. De hecho, hay estudios que sugieren que hasta un 20% de los empleados más implicados e interesados por su trabajo están ‘quemados’. Estos trabajadores, ‘motivados, pero agotados’, tienen sentimientos encontrados: son unos apasionados de lo que hacen, pero presentan, al mismo tiempo, niveles de estrés muy altos. Y aunque tienen, por ejemplo, muchas ganas de seguir formándose en lo suyo, son también los que sienten más impulsos de dejar el trabajo, más aún que los empleados más desmotivados.

Para remediar o, al menos, aliviar esta situación, muchos departamentos de Recursos Humanos han puesto en marcha programas de wellness, con ejercicio o mindfulness. Sin embargo y como vimos aquí, estas iniciativas suelen centrarse en los síntomas, pero no en las causas de fondo de todos estos males.

En nuestro estudio Preparing for tomorrow’s workforce, today, que elaboramos a partir de encuestas a 1.200 empresas y responsables de RRHH de 79 países, descubrimos que la mayoría de directivos entiende bien la importancia de contar con entornos de trabajo donde la gente pueda desarrollarse, donde las cargas de trabajo sean asumibles y donde el balance entre la vida profesional y personal esté compensado. Pero muchos de esos directivos no están haciendo nada para cambiar las cosas.

Las experiencias que viven los empleados cuando están de vacaciones aumentan su capacidad de atención, despejan la mente para una mayor claridad mental e inspiran nuevas ideas

¿Por dónde empezar? En este nuevo análisis, el primero de una serie de cinco que estamos elaborando en PwC para ayudar a las empresas a crear una ventaja competitiva a través de una mejor experiencia de sus profesionales en el trabajo, abordamos cuatro medidas.

1.- Establece más periodos vacacionales

Trabajar (mucho) más de lo estipulado se ha convertido en un símbolo de estatus y de éxito en muchas empresas. Una consecuencia de esto es que muchas personas –y según sugiere un estudio, especialmente, los hombres- dedican a trabajar más horas de las que necesitan para sacar adelante lo que tienen que hacer.

Sin embargo, hay bastantes evidencias de que el rendimiento en el trabajo decae cuando la gente rinde durante periodos muy extensos e intensos sin descansar. Un dato: la productividad en Estados Unidos está creciendo solo a un 1% anual, cuando las personas están metiendo muchas más horas que nunca.

Por el contrario, las experiencias que viven los empleados cuando están de vacaciones aumentan su capacidad de atención, despejan la mente para una mayor claridad mental e inspiran nuevas ideas. Después de sólo unos días fuera, nuestra capacidad de reacción aumenta en un 80%. Y no solo eso; también son una fuente de satisfacción personal. Una persona que puede cogerse vacaciones de forma regular, está, generalmente, mejor que otra que no puede hacerlo, aunque tenga un sueldo cinco veces mejor.

Algunas compañías han experimentado con formas para animar a sus empleados a tomarse más días libres. La iniciativa de dar ‘vacaciones ilimitadas’ se puso de moda durante un tiempo. Pero muchas empresas se dieron cuenta de que, a la hora de la verdad, los empleados se iban menos que antes porque, en ausencia de reglas claras, no tenían claro cuánto era lo ‘aceptable’. Este fue el caso de la empresa de micromecenazgos online Kickstarter, por ejemplo.

Así que la primera medida en la que podrían pensar las empresas es dar vacaciones más frecuentes, calendarizadas y obligatorias. Eso sí, los directivos deberían poner procesos en marcha para asegurarse de que a la vuelta no le esperen montañas de trabajo, que les amarguen de nuevo, y nada más llegar,  su vuelta al trabajo.

2.- Establece pequeños descansos en el día a día

A lo largo de su jornada de trabajo, las personas necesitan periodos de recuperación –tanto mental, como física- para rendir al máximo. Combinar el trabajo con momentos breves de descanso puede activar una mayor energía, concentración y creatividad.

A largo plazo, estos breaks ayudarán a que la gente pueda conservar la energía y la vitalidad durante semanas, e incluso meses. ¿Cada cuánto y durante cuánto se aconseja parar? Los estudios establecen que la medida ideal es descansar durante 20 minutos, cada 90. Sobre todo, si en el trabajo hay tecnología de por medio. Pero, ojo, que esta también puede ser una aliada: algunas apps y software te recuerdan y animan a tomar pequeños respiros a lo largo del día. Sin ir más lejos, PwC Holanda tiene un sistema como este.

3.- Deja a los empleados que elijan cómo y dónde quieren trabajar

La libertad para elegir cuándo y dónde trabajar se está convirtiendo en una prioridad para aquellos que tienen que conciliar labores dentro y fuera del trabajo. No obstante, muchas empresas siguen fracasando a la hora de hacer realidad una mayor flexibilidad en los horarios, o apartan a aquellos que los eligen.

Nuestro estudio subraya el gap que existe entre las aspiraciones y la realidad: el 59% de los directivos de recursos humanos se mostraron de acuerdo o muy de acuerdo en la necesidad de que las empresas ofrezcan un buen equilibrio entre vida personal y profesional. Sin embargo, solo el 47% de los encuestados ajenos a este área afirmó que en su empresa existiera este tipo de medida. En definitiva, los equipos de recursos humanos pueden estar muy concienciados o incluso tener iniciativas de este tipo, pero o bien la gente no se entera de estas, o no acaban de sumarse a ellas.

Otro obstáculo con el que se topa el Smart-working -a pesar de estar probado que incide en un aumento de la productividad y la retención de talento, y de que va en línea con las políticas de reducción de gastos en oficinas- es que sigue entrando en conflicto con la querencia de las compañías por los horarios de trabajo estandarizados y por los procedimientos que han dominado el mundo empresarial desde la Revolución Industrial.

Por último, las empresas también tienen que ser conscientes de las posibles consecuencias negativas del trabajo flexible. Una muy típica es que el ‘tele-trabajo’, cuando está mal gestionado, puede llevar al aislamiento del trabajador. Otra es que puede intensificar la cultura de conexión 24/7, ya que la gente tiende a alargar sus jornadas y adaptarse a los distintos horarios. Para no dejar ningún cabo suelto, las empresas deberían fijar reglas claras que establezcan los tiempos en los que la gente debe estar disponible –ya sea de forma presencial u online– y reservar otros momentos para la desconexión.

4.- Construye espacios de trabajo favorables

En el entorno de trabajo actual, estamos siempre conectados y, por tanto, expuestos a interrupciones frecuentes que nos dejan agotados. Y las distracciones no solo vienen por vía digital, ya que, por supuesto, también están las incontables (e interminables) reuniones- hay estudios que indican que la gente pasa entre un 35% y un 55% de su tiempo reunida. Y para más inri, las oficinas son ruidosas y cada vez más pequeñas.

Los mejores entornos de trabajo son los que reflejan el ritmo natural del trabajo colaborativo: las personas procesan solas la información, se unen para desarrollar sus ideas en grupo, y se vuelven a separar para dar los siguientes pasos. Por eso, los entornos de trabajo deben tener espacios tanto comunitarios como privados.

En este sentido, nuestra encuesta también da buena cuenta de las distintas formas de ver las cosas que tienen los responsables de RRHH y los de negocio: solo el 39% de los líderes empresariales se mostraron conformes con que los espacios de trabajo diseñados por sus empresas promueven el bienestar y se adaptan a los distintos estilos de trabajo, por el 52% de los líderes de recursos humanos que creen que eso es así.

Este es el primer capítulo de una serie de cinco con pistas para que tu compañía cree una ventaja competitiva a través de una experiencia de trabajo más atractiva. ¿Quieres leer la segunda entrega? Haz clic aquí. ¿Quieres recibir las siguientes? Haz clic en el banner de abajo.