La sostenibilidad es uno de los mayores desafíos del mundo de los negocios de hoy. La creciente importancia de los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) obliga a las empresas a redefinir su forma de trabajar. Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta es la obligación de publicar información rigurosa sobre la política de sostenibilidad, especialmente en materia de objetivos climáticos, evitando caer en la tentación del greenwashing. En esa batalla por la transparencia los reguladores de la Unión Europea y de Estados Unidos están siguiendo caminos diferentes.  Para detectar los movimientos y las preocupaciones que afectan a las empresas, publicamos El sismógrafo de la sostenibilidad, una serie quincenal en la que ofrecemos una compilación de informaciones y análisis relacionados con la sostenibilidad.

REGULACIÓN

Europa se mueve, EEUU se atasca
Los trabajos regulatorios para homogeneizar y promover los criterios ESG han entrado en una fase decisiva. En Europa se están produciendo avances significativos. Esta misma semana, el Consejo de la Unión Europea ha adoptado distintos acuerdos sobre algunos aspectos del paquete Fit for 55, aprobado en 2021 por la Comisión Europea para reducir al menos un 55% en 2030 las emisiones de gases de efecto invernadero.

Entre los acuerdos figura la revisión del sistema de comercio de emisiones de CO2 y la creación de un fondo climático social para mitigar el impacto del precio del carbono en los colectivos vulnerables. Otro paso adelante es el acuerdo provisional entre el Consejo y el Parlamento Europeo respecto a la Directiva sobre Información Corporativa en materia de Sostenibilidad (CSRD, por sus siglas en inglés), que incluye la exigencia de que la información que se publique sea certificada por un auditor independiente.

Como contraste, las ambiciosas propuestas lanzadas por la SEC de Estados Unidos para obligar a las empresas cotizadas a difundir información sobre sus objetivos climáticos están encontrando una férrea oposición en el Partido Republicano, algunos de cuyos congresistas creen que el organismo regulador de los mercados se está extralimitando en sus funciones.

INVERSIÓN

Aviso a la gestoras de fondos
Las gestoras de fondos están bajo la lupa de reguladores y supervisores para evitar que atraigan a los inversores con etiquetas engañosas de ESG. El último episodio de esa batalla contra el greenwashing ocurrió en Alemania, cuando Asoka Wöhrmann, el consejero delegado de DWS (la mayor gestora de fondos germana) tuvo que dimitir tras haber sido acusado de falsear las credenciales de sostenibilidad de los productos financieros que gestionaba. Tras este incidente, Verena Ross, presidenta de la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA, por sus siglas en inglés) instó a las gestoras de fondos a esforzarse para no hacer presunciones indebidas sobre el carácter ecológico de sus productos ni etiquetarlos engañosamente con términos como ESG, verde o sostenible.

Un contrapunto interesante lo ha puesto estos últimos días el presidente de la Autoridad de los Mercados Francesa, Robert Ophèle, que advirtió que la persecución de estas prácticas puede provocar resultados injustos, ya que los reguladores no han afinado todavía lo suficiente los criterios que deben seguir las gestoras de fondos para etiquetar su carteras de sostenibles. Robert Ophèle cree incluso que la actual regulación europea es una invitación a realizar greenwashing.

EMPRESAS

A los bancos les faltan datos
Los resultados del examen climático a los bancos europeos (el primero que se hace en la historia) se conocerán la semana que viene. Sin embargo, el profesor (Andrea Enria, presidente del Mecanismo Único de Supervisión) ya ha advertido que las notas no van a ser buenas. Según Enria, las instituciones de crédito están mal equipadas para analizar el impacto del calentamiento global en sus balances. Y no es por falta de voluntad (el profesor admite que se están esforzando), sino porque no disponen de la información suficiente para conocer y gestionar los riesgos de sus clientes. Es lo que la autoridad supervisora llama “la brecha de los datos”.

Las entidades bancarias están de acuerdo con ese análisis, y ahora se trata de ver cómo se resuelve esa gran laguna informativa. De momento, al menos, las notas del test de estrés climático no se publicarán individualmente, sino agregadas por países, para evitar el posible efecto reputacional, ni tampoco tendrán consecuencias sobre los requerimientos de capital.

Superdeportivos supereléctricos
La imparable tendencia de la industria automovilística a sustituir los vehículos convencionales por modelos electrificados ha alcanzado ya a los prestigiosos fabricantes de superdeportivos. Un amplio reportaje de Financial Times explica cómo se está produciendo esta transición en marcas míticas como Ferrari, Lamborghini, Aston Martin, Bugatti o McLaren, que hasta hace muy poco se han resistido a abandonar sus potentes motores tradicionales, pero que ya están cediendo a las presiones regulatorias y sociales para cambiarlos por los propulsados por baterías.

La propia Ferrari acaba de anunciar que invertirá 4.400 millones para electrificar su producción y lanzar su primer coche eléctrico en 2025, con el objetivo de conseguir la neutralidad de emisiones en 2030. El característico rugido de los superdeportivos está en proceso de extinción.