La sostenibilidad es uno de los grandes desafíos del mundo de los negocios de hoy. La creciente importancia de los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) obliga a las empresas a reconsiderar sus estrategias. Bien lo saben en la Comisión Europea, que ha presentado un proyecto estratégico para cambiar las reglas de juego de la competencia y acelerar las inversiones en tecnologías verdes, en respuesta a las subvenciones aprobadas por Estados Unidos y China. Para detectar el impacto de estos movimientos en las empresas, cada quince días publicamos El sismógrafo de la sostenibilidad, una serie en la que ofrecemos una compilación de informaciones y análisis relacionados con la sostenibilidad.

REGULACIÓN

Un plan todavía verde
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha presentado esta semana en Bruselas el esbozo de su plan para contrarrestar el impacto de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, que incluye unas subvenciones de 369.000 millones de dólares (unos 340.000 millones de euros) para energías verdes, y de los programas de China, que también tienen un presupuesto multimillonario para atraer inversiones sostenibles.

El objetivo de Bruselas es impulsar la transición energética y evitar las fugas de proyectos empresariales hacia otros países. ¿Cómo? Mediante una relajación de las normas sobre ayudas públicas (cerrar un poco los ojos ante posibles prácticas contra la competencia) a los productores de energía limpias en seis áreas (baterías, paneles solares, turbinas eólicas, bombas de calor, electrolizadores y almacenamiento de carbono) y la agilización de permisos de instalación, entre otras medidas.

Además, la presidenta de la comisión sugirió que los países empleen con estos fines los 250.000 millones destinados a inversiones verdes en el programa Next Generation de fondos europeos. Por lo que respecta a dinero fresco, de momento no hay nada concreto, si bien Ursula Von der Leyen manejó la idea de crear a medio plazo un Fondo de Soberanía Europeo para financiar las inversiones. Un plan todavía cogido con alfileres y que debería ser refrendado en la cumbre de los líderes europeos del 8 y el 9 de febrero en Bruselas. 

Lo que está claro es que la Unión Europea está decidida a hacer frente a las amenazas de deslocalización de tecnologías verdes, que ya se están concretando en algunos proyectos, y que está provocando un cierto “pánico” entre sus dirigentes. La ola de reacciones también ha llegado al Reino Unido, cuyos dirigentes temen quedar atrapados en mitad de una guerra de subvenciones entre Estados Unidos y la Unión Europea.

Europa marca el paso en información
Los supervisores europeos, ajenos a las controversias ideológicas y a los vaivenes geopolíticos vinculados con los criterios ESG, siguen marcando el paso en materia de transparencia. El Banco Central Europeo acaba de anunciar la publicación de nuevas series estadísticas dirigidas a analizar los riesgos climáticos en el sector financiero y a vigilar la evolución del mercado de finanzas sostenibles. Los nuevos datos cubrirán tres áreas: la emisión de instrumentos de deuda sostenibles, las emisiones de carbono financiadas por las entidades de crédito y el impacto de los riesgos climáticos físicos (inundaciones, tormentas, incendios, etc.) en las carteras de préstamos y de valores.

En paralelo, tres supervisores financieros europeos (EBA, ESMA y Eiopa, conocidos conjuntamente como las ESASs) publicaron su opinión (globalmente positiva) sobre el proyectos de estándares de información de sostenibilidad, que establecerán las reglas y requerimientos que deben seguir las empresas para cumplir con la nueva directiva europea.

Mientras tanto, en Estados Unidos siguen atascados en polémicas políticas, y un grupo de fiscales generales de 25 estados han interpuesto una demanda contra una ley aprobada por la Administración Biden que permite considerar los criterios ESG en planes de pensiones de empresa.

INVERSIÓN

Las finanzas sostenibles aguantan en España
2022 no fue un buen año para el negocio global de la financiación sostenible, afectado por las secuelas de la guerra de Ucrania. Sin embargo, un reciente estudio constata que este tipo de emisiones y préstamos aguantaron bien en España. El volumen total de operaciones en el mercado español alcanzó los 60.134 millones de euros, un 9% más que en 2021, gracias al tirón del canal bancario, que concedió préstamos y créditos sostenibles por valor de más de 30.000 millones de euros, un 64% más.

A nivel global, la caída de la financiación sostenible fue del 23%. Por otra parte, continúa la degradación de las calificaciones de sostenibilidad de los gestores de fondos europeos. Tras los cambios en la normativa, en el cuarto trimestre del año pasado 307 fondos cambiaron su estatus y pasaron del artículo 9 (el grado más puro de sostenibilidad) al artículo 8 (menos exigente) del Reglamento de Divulgación.

ESTILO DE VIDA

El ‘boom’ de la gastronomía sostenible
Si la innovación fue el signo distintivo de la restauración española en los años 90 y principios de la década del año 2000, ahora el sector gastronómico se enfrenta a la era de la sostenibilidad. La tendencia, liderada por cocineros estrella como los hermanos Roca o Ángel León, se nutre de principios como el uso de productos locales y de temporada, el ahorro energético, la circularidad, el fomento de la igualdad de género y la diversidad, la protección de datos o el compromiso con los empleados.

La aplicación de los criterios ESG tiene también sentido desde el punto de vista de la rentabilidad, ya que cada vez más clientes están dispuestos a pagar un sobreprecio por comer en restaurantes sostenibles. Según una encuesta realizada en el Reino Unido, el 69% de los consumidores de la generación Z (menores de 25 años) son proclives a rascarse el bolsillo en establecimientos que respetan el medioambiente, frente al 53% de los baby boomers (entre 55 y 65 años).