Además del cambio climático, el otro gran tema de actualidad es la Inteligencia Artificial (IA) generativa y el impacto que tiene, y tendrá, en la sociedad y en la empresa. Según la encuesta de PwC, respondida por un panel de empresarios, directivos, asociaciones empresariales y centros de análisis, se espera mucho de la IA generativa, sobre todo, en la mejoría de la productividad y como afecte al mercado laboral, pero todavía, dicen, es pronto para saber cómo va a transformar el sistema productivo.

De hecho, en estos momentos reconocen que no se ha aplicado para reducir costes o incrementar la producción. El 59,8% de los encuestados apunta que “tendrá un impacto significativo en el negocio, pero su alcance aún está por determinarse”. Menos del 15% cree que va a revolucionar “completamente su negocio”, pero casi el 50% cree que la IA supone un gran desafío. A futuro, el optimismo es la nota dominante cuando se pregunta por el beneficio que tendrá en los diferentes sectores: los más favorecidos serán la industria, el sector de salud, la automoción, las telecomunicaciones, los seguros y la banca, según los encuestados.

Los expertos ven la Inteligencia Artificial como un desafío para los negocios más que como una revolución inminente. Aunque esperan que beneficie a diversos sectores, aún no están seguros de su alcance

En PwC hemos dedicado la edición de nuestro Consenso Económico y Empresarial, correspondiente al primer trimestre de 2024, a conocer la opinión de los expertos, empresarios y directivos sobre la IA generativa y sus consecuencias en el mercado laboral y productivo. El tema está de máxima actualidad, como demuestra que la Eurocámara acaba de aprobar el reglamento europeo de la IA, el primero en Occidente, tras unas negociaciones de 38 horas, el debate más largo en la historia de la UE. La norma marca el camino de lo que se puede y no se puede hacer, aunque no concreta cómo deberán resolverse cuestiones clave, como la defensa de los derechos de autor.

Las incógnitas rodean a la implantación de la Inteligencia Artificial, aunque ya se ha visto que puede ser transformadora para algunos sectores o actividades económicas. La mitad de los encuestados espera un impacto fuerte en la economía española en su conjunto, frente a un 47,5% que piensa que será pequeño. Tampoco se espera que genere fuertes desigualdades sociales, solo un tercio de los participantes lo temen.

En cuanto a la productividad, el 77,2% de los encuestados cree que impactará mucho, mientras que el 65,3% también espera que afecte con fuerza en el mercado laboral. El 32,7% cree que su afectación será escasa en la equidad social.

Cuando se baja al detalle y se pregunta si cree que la IA va a generar nuevos empleos hasta compensar los que va a destruir, el 53,1% dice no estar seguro porque “la IA transformará la naturaleza de ciertos trabajos más que eliminarlos por completo, pero es difícil saber ahora su impacto laboral”. Solo el 17,5% dice que la destrucción de empleo será mayor que los puestos nuevos generados, lo que indica un optimismo importante sobre esta cuestión que está generando fuertes polémicas.

¿Cuál será la reducción concreta de plantillas? Para el 42,9% no habrá despidos por la IA, el 22% apuesta por una caída del empleo del 10% y un 13,2% indica que puede afectar a entre el 10% y el 20% de los trabajadores.

La mayor parte de los informes económicos apuestan por que la IA será complementaria con los trabajos actuales, que ayudará a quitar tareas mecánicas, más que a sustituir empleos. Sin embargo, otros más pesimistas indican que puede acabar con más empleos de cuello blanco (personal de oficina) que los de cuello azul (personal técnico), aunque todo está por determinar. En cuanto a la influencia de la IA generativa, el 40,4% está totalmente de acuerdo en que “hasta el momento no ha reportado beneficios”, los demás discrepan de esta opinión en mayor o menor medida. Solo un 16% afirma haber observado “una reducción en los costes operativos debido a la automatización de tareas repetitivas”. Este porcentaje cae a la mitad cuando se pregunta si se ha elevado la eficiencia operativa por el uso de gran cantidad de datos proporcionados por la IA. Y solo son el 5,3% los que dicen que son más productivos por desarrollar productos o servicios más innovadores.

El sentimiento de los participantes en la encuesta es que la IA es costosa en su aplicación y que la mayor parte de las empresas están trabajando con ella en ámbitos internos, de prueba, pero todavía no la han desplegado o aplicado a las tareas productivas. Algunos analistas recuerdan que el tejido empresarial español está dominado por pequeñas empresas, con escasa capacidad de inversión innovadora, lo que puede retrasar la implantación de la IA hasta que no comprueben sus ventajas en compañías más grandes. El peligro es que, si las pequeñas empresas se retrasan en su adaptación tecnológica, puede que pierdan su oportunidad y las grandes serán más grandes. El 59,8% de los encuestados opinan que la IA “tendrá un impacto significativo en algunas áreas del negocio, pero su alcance aún está por determinar”. ¿Va a revolucionar completamente su negocio, abriendo nuevas oportunidades y mejorando la eficacia?, se preguntó: sólo el 14,4% está de acuerdo.

Por lo tanto, ante este escaso temor a la transformación, el 73,4% no está tomando medidas, o son escasas las que asume, para colaborar con expertos en IA que identifiquen oportunidades de implementación de esta tecnología para mejorar procesos. Solo el 25,5% dice estar formando a su personal para que se adapten a los cambios de mercado que impulsará la Inteligencia Artificial.

Preguntados por los desafíos que ven a medio plazo, un 51,1% apunta a la integración efectiva de la IA con los sistemas y procesos existentes, mientras que un 44,5% se fija en la gestión del cambio cultural que supondrá dentro de la organización, un porcentaje similar considera que lo más importante será buscar o atraer talento. Casi el 50% cree que la IA supone un gran desafío.

Por último, en cuanto al impacto de la IA, es mayoritario el sentimiento de que beneficiará a todos los sectores, aunque destacan a la industria, la salud, la automoción, las telecomunicaciones, los seguros y la banca. En el lado contrario, las Administraciones Públicas y la agricultura se ven como los menos favorecidos, dentro de las dudas que todavía genera el futuro de esta tecnología.