Los puertos han sido, desde hace mucho tiempo, un motor clave de la economía mundial. Su papel como centros neurálgicos del comercio y de las cadenas de suministros les otorga una relevancia histórica en las relaciones económicas. Hoy en día los puertos están asumiendo un nuevo liderazgo en la transición energética del siglo XXI, impulsada por la tecnología. Son responsables del 80% del comercio mundial, acogen y dan servicio a una amplia gama de industrias relacionadas. Su ubicación estratégica los convierte en puntos clave dentro de un ecosistema empresarial que se enfrenta con urgencia a los retos y oportunidades que plantean las nuevas tecnologías, los riesgos geopolíticos y el cambio climático.

Precisamente, la crisis climática se ha convertido en un potente catalizador de innovación para Associated British Ports (ABP), la compañía británica responsable de gestionar una cuarta parte del comercio marítimo del Reino Unido. La empresa ha estado en manos privadas desde 1982, y ahora es propiedad de un mix de fondos de pensiones y fondos soberanos de inversión.

Su red de 21 puertos y su cartera de terrenos –que superan las 3.400 hectáreas- son el eje de una estrategia centrada en replantear y reconvertir el uso del suelo para desarrollar proyectos de energías renovables -como instalaciones de energía solar o eólica marina-, y en explorar modelos de negocio innovadores, entre ellos, alianzas con startups de tecnología climática.

Como parte de la serie ‘Inside the Mind of the CxO‘, Max Harris, director de Estrategia y Sostenibilidad del mayor operador portuario del Reino Unido, Associated British Ports, explica en esta entrevista con strategy+business, la revista de management y gestión de PwC, cómo la compañía está utilizando la tecnología para acelerar la transición energética en sectores industriales clave y generar nuevos modelos de negocio.

Pregunta: ¿Cómo han cambiado las necesidades de los clientes tradicionales de sus puertos?
MAX HARRIS: La descarbonización es, sin duda, la gran mega tendencia que más preocupa a nuestros clientes. Hablamos de navieras, empresas logísticas y operadores de transporte de mercancías pesadas que llegan a través de ferris. Más allá de eso, también buscan una mayor eficiencia en los costes de la cadena de suministro y una mejor visibilidad de las operaciones interconectadas. Pero, el foco principal está en la descarbonización. El acceso a energía verde, a combustibles más sostenibles y a opciones con una menor huella de carbono es fundamental para ellos, y se percibe como una palanca clave para alcanzar sus objetivos estratégicos a largo plazo.

Uno de los mayores desafíos que enfrentamos en el Reino Unido en nuestra hoja de ruta hacia las cero emisiones netas es la descarbonización de la energía industrial, esencial para numerosos procesos de fabricación. El hidrógeno se perfila como el principal candidato para lograrlo. Sin embargo, el reto está en poder ofrecer hidrógeno limpio a un coste competitivo, de forma que la prima verde, que actualmente pagan los fabricantes y grandes consumidores industriales, no sea tan elevada como para frenar su adopción. Por eso, desde ABP estamos colaborando con varios productores de hidrógeno innovadores, que están analizando diferentes tecnologías para reducir los costes de producción. Esto permitirá suministrar hidrógeno a las industrias de forma más asequible y facilitar la descarbonización de la energía industrial. Es un proceso en el que buscamos hacer que el hidrógeno sea más competitivo económicamente, al tiempo que impulsamos de forma decidida la agenda de cero emisiones.

Pregunta: Esto parece un cambio radical respecto al papel que tradicionalmente se asocia con los puertos. ¿Puedes contarnos más sobre la evolución del rol de ABP como puerto moderno?
MAX HARRIS: El papel de los puertos ha sido el mismo a lo largo de la historia: cargar y descargar mercancías de los buques y asegurar que llegan al cliente final. Esa sigue siendo, con diferencia, la mayor parte de nuestra actividad. Pero operamos con una combinación de modelos de negocio. Contamos con activos inmobiliarios y de infraestructuras. Algunos clientes utilizan nuestros terrenos y nos pagan por alquilarlos, lo que equivale a un modelo de propietario de suelo. Pero también somos una empresa de infraestructuras, ya que los clientes hacen uso de nuestras grúas, muelles, pantalanes y equipamiento marítimo, y en algunos casos gestionan ellos mismos las terminales.

Para responder a las nuevas necesidades de nuestros clientes, hemos ampliado nuestro modelo de negocio: de facilitar únicamente la importación y exportación de mercancías, a desempeñar también un papel activo en la transición energética. Eso no significa que dejemos de centrarnos en el comercio -sigue siendo la base de nuestro negocio-, pero estamos extendiendo nuestra actividad hacia nuevas áreas vinculadas a esa transición, como el apoyo al desarrollo del hidrógeno, la captura y almacenamiento de carbono (CCS) o la energía eólica marina. En realidad, se trata de una evolución natural: una forma de ampliar lo que ya hacemos, adaptándonos a los retos y oportunidades de un nuevo contexto energético.

Pregunta: ¿Cómo están aprovechando los activos existentes para ampliar sus modelos de negocio?
MAX HARRIS: En ABP hemos experimentado un cambio estratégico, con un enfoque cada vez mayor en nuestros activos de suelo. Esto responde a una transformación más amplia en el panorama industrial del Reino Unido, en el que se está apostando por infraestructuras de bajas emisiones de carbono, como el hidrógeno, la energía eólica marina o instalaciones de fabricación vinculadas a la captura y almacenamiento de carbono (CCS).

En los últimos años hemos visto un crecimiento notable de la actividad industrial en nuestros puertos. Un gran ejemplo es la planta de fabricación de palas para aerogeneradores offshore de Siemens Gamesa, ubicada en el Green Port Hull (GPH), dentro del Puerto de Hull. Es, con diferencia, la mayor instalación de fabricación de componentes para energía eólica marina del Reino Unido, equipada con tecnología de última generación. Desde que entró en funcionamiento, en 2016, GPH ha impulsado tanto el desarrollo del sector eólico marino británico como su despliegue a nivel europeo.

Además, estamos viendo un creciente interés por parte de los fabricantes en ubicarse dentro de grandes ecosistemas industriales, como los que se están formando en nuestros puertos del estuario de Humber, en el sur de Gales, en Southampton y en East Anglia. El uso estratégico del suelo portuario es clave para atraer inversiones y proyectos industriales, lo que a su vez genera empleo y dinamiza las comunidades costeras.

Por otro lado, los puertos son entornos ideales para probar tecnologías de nueva generación. En el Puerto de Southampton, por ejemplo, colaboramos con Verizon en el despliegue de la primera red privada 5G en un entorno industrial del Reino Unido. Estas iniciativas están centradas en casos de uso del Internet industrial de las cosas (IoT). Un buen ejemplo es la colaboración con nuestros clientes del sector automoción, que introducen vehículos en el mercado británico. Gracias a la conectividad 5G, podemos optimizar los sistemas operativos de nuestras terminales para mover esos vehículos desde el buque hasta la zona de almacenamiento de forma más eficiente, ya sea en función del tiempo, del coste o, ahora también, de su impacto en carbono. Una conectividad más potente no solo mejora la eficiencia de la cadena de suministro, sino que también contribuye a reducir las emisiones de CO₂.

Pregunta: ¿Cuál es el enfoque de ABP ante sus propios retos frente al cambio climático?
MAX HARRIS: No podemos hablar con credibilidad de facilitar la transición energética si no somos coherentes con nuestra propia gestión de la sostenibilidad. A largo plazo, vamos a enfrentarnos inevitablemente a una serie de desafíos importantes en los próximos 10, 20 o 30 años. Uno de los principales es la subida del nivel del mar, que representa uno de los mayores riesgos a futuro para nuestras operaciones. Por eso estamos reforzando nuestras infraestructuras, asegurándonos de que los muelles tengan la altura adecuada para resistir las inundaciones. También es fundamental colaborar con las autoridades en sistemas de defensa costera más amplios, apoyando sus inversiones en protección frente al clima extremo.

Dentro de nuestra estrategia de sostenibilidad, nos hemos fijado como objetivo alcanzar las cero emisiones netas operativas en 2040. Una de las vías para lograrlo es la inversión en generación de energía solar. Muchos de nuestros almacenes portuarios están equipados con paneles solares en sus tejados, aprovechando al máximo el espacio disponible para generar energía renovable. Junto con aerogeneradores en tierra, contamos con una capacidad instalada de 32 megavatios de energía limpia en nuestros puertos, lo que reduce nuestra dependencia de la red eléctrica nacional y nos permite consumir energía más limpia y económica.

Además, nuestros clientes también se benefician de este suministro sostenible: somos propietarios de las redes eléctricas locales en nuestros puertos, muchos de los cuales superan las 1.000 hectáreas de superficie. Por tanto, suministramos energía directamente a nuestros inquilinos e industrias que operan en estas instalaciones portuarias.

Pregunta: A medida que la sostenibilidad gana protagonismo en las estrategias empresariales, estamos viendo una evolución en los roles del comité de dirección. ¿Puedes contarnos un poco más sobre tu puesto y por qué ABP ha decidido unificar estrategia y sostenibilidad en una sola función?
MAX HARRIS: Mi rol tiene tres dimensiones. En primer lugar, lidero el desarrollo e implementación de la estrategia corporativa. Esta tarea va de la mano con el diseño y despliegue de nuestra estrategia de sostenibilidad. Y, como tercer rol -el más reciente-. estoy empezando a descubrir el área de innovación y el apoyo a start-ups, una línea de trabajo que transversal tanto a la estrategia como a la sostenibilidad. Estamos analizando este nuevo modelo comercial para asegurarnos de que podemos responder a las nuevas necesidades de nuestros clientes, especialmente en un contexto donde la transición energética avanza y la descarbonización se convierte en la norma en la economía del Reino Unido.

La sostenibilidad forma parte intrínseca de nuestro modelo de negocio y de nuestro enfoque comercial. Todos nuestros grandes clientes están, de una forma u otra, enfrentando el reto de la descarbonización: algunos buscan reducir sus emisiones y transformar su actividad hacia un futuro más limpio, y otros están tratando de escalar sus proyectos de energía renovable, lo que requiere una infraestructura de apoyo significativa -infraestructura que nosotros podemos ofrecer-. Nuestra presencia en diversos sectores de la economía británica nos sitúa en una posición clave para facilitar tanto la transición energética como otros objetivos más amplios de sostenibilidad.

Pregunta: Cuéntanos el programa Energy Ventures Accelerator de ABP. ¿Cómo surgió esta plataforma de apoyo a start-ups de tecnología climática?
MAX HARRIS: Todo comenzó como una idea sobre corporate venturing, pero ha evolucionado hasta convertirse en una estrategia a nivel de grupo, centrada en optimizar el uso de nuestros terrenos y apoyar el crecimiento de mercados de energía verde como el hidrógeno o la eólica marina. Sabemos quiénes son los actores consolidados en estos sectores, pero también queremos identificar a los emergentes y analizar formas de colaborar con ellos. Muchas start-ups no cuentan con la solidez financiera para ser clientes tradicionales de ABP, ya que trabajamos con contratos de 10, 15 o incluso más de 20 años. Por eso, necesitábamos un modelo comercial diferente que nos permitiera apoyar a estas empresas emergentes que están dando el salto hacia operaciones a escala y quieren comercializar sus productos.

Pregunta: ¿En qué tipo de soluciones tecnológicas estáis enfocados?
MAX HARRIS: El Energy Ventures Accelerator es un programa de 12 meses para identificar las start-ups de hardware con mayor potencial en la transición energética. Nuestros clientes actuales -como acerías, refinerías o plantas de cemento-. buscan descarbonizarse y necesitan tecnología para lograrlo. Queremos construir relaciones con las start-ups que, con el tiempo, se convertirán en scale-ups y luego en empresas industriales consolidadas. Pensamos que nuestros clientes actuales serán también los clientes de estas nuevas empresas. Por eso queremos atraer a las mejores start-ups internacionales para que operen desde nuestros puertos, aprovechen nuestra infraestructura y conecten con nuestros clientes, las autoridades locales y los ecosistemas empresariales regionales.

Estamos colaborando con Plug and Play, una gran plataforma de innovación e inversión de Silicon Valley. Aunque son conocidos por su enfoque en software, también tienen una fuerte presencia en el despliegue de hard tech. Este programa está completamente enfocado en hardware: nada de SaaS ni inteligencia artificial, sino productos físicos, como componentes de aerogeneradores. Plug and Play nos abre la puerta a un ecosistema muy distinto al que estamos acostumbrados, y eso amplía nuestro alcance.

Pregunta: ¿Puedes darnos un ejemplo de cómo funcionaría este tipo de colaboración?
MAX HARRIS: Un buen ejemplo es nuestra colaboración con Terberg, fabricante de tractores para terminales. Querían probar motores propulsados por hidrógeno, así que colaboramos con ellos y con Air Products, uno de nuestros clientes, para hacer pruebas reales con estos vehículos. Fue un éxito, y nuestros propios empleados probaron los combustibles, comparando el hidrógeno con el diésel. Vamos a repetir este tipo de proyectos con otras empresas emergentes.

Estamos analizando distintos modelos de colaboración. Por un lado, pruebas piloto y pruebas de concepto, en las que las start-ups validan su tecnología en nuestros puertos con nuestros clientes.

Por otro, podríamos invertir directamente en algunas empresas emergentes, a cambio de condiciones preferenciales en los alquileres o apoyo comercial. También barajamos la creación de sociedades vehículo (SPV) para fabricar un producto específico en uno de nuestros puertos, compartiendo ingresos. Además, ofrecemos apoyo comercial conectando a las start-ups con nuestros clientes y con los actores industriales de referencia, sobre todo en regiones clave como el Humber o el sur de Gales. A veces ese apoyo incluye inversión directa, y otras veces, se trata de colaboraciones comerciales conjuntas para ofrecer soluciones, por ejemplo, a las navieras que buscan descarbonizar sus operaciones.

Pregunta: Proyectémonos a diez años. ¿Cómo imaginas que habrán evolucionado los puertos y el negocio de ABP?
MAX HARRIS: Tendremos instalaciones de captura de carbono a gran escala en las zonas industriales cercanas a nuestros puertos. Ese CO₂ capturado se usará en combustibles alternativos: e-fuels, hidrógeno sintético, e-metanol para transporte marítimo de bajas emisiones y combustibles sostenibles para la aviación.

Nuestra cartera de clientes será más diversa. Los actuales habrán avanzado significativamente en su descarbonización, y contaremos con nuevos actores: grandes empresas de hidrógeno, desarrolladores de eólica marina flotante, fabricantes de tecnología limpia. Veo nuestros puertos como puntos neurálgicos de un ecosistema industrial vibrante, donde conviven medianas empresas innovadoras y grandes corporaciones transformándose para operar de forma más sostenible. Los puertos van a convertirse en centros clave de la transición energética industrial, y toda la inversión que estamos realizando —sumada a la que harán nuestros clientes— tendrá un impacto enorme en la ruta hacia el net zero del Reino Unido.