El peligroso matrimonio entre los estados y sus bancos
Si algo se ha puesto de manifiesto durante los últimos años de la crisis es que la relación de dependencia entre los estados y sus sistemas bancarios genera un círculo vicioso que tiene graves consecuencias, tanto desde el punto de vista macroeconómico como empresarial. Un buen ejemplo de ello lo encontramos en Irlanda. En 2008, la crisis de su sistema bancario se trasladó al conjunto de la economía después de que las autoridades tuvieran que recapitalizar el sistema financiero y garantizar así su solvencia.