El Día D, el día más ágil
Hoy en día casi todas las empresas se encuentran en un entorno de cambio radical, que puede representar una amenaza para su supervivencia, una oportunidad para transformarse o ambas cosas a la vez. La velocidad y magnitud de la disrupción en todos los ámbitos resulta sorprendente y no hace sino aumentar cada vez más. Sin embargo, los líderes que se enfrentan a estos cambios están en clara desventaja. La evolución ha dotado a los seres humanos de rasgos que no casan bien con la complejidad y la incertidumbre, y que hacen que las personas sean reacias al riesgo, impulsivas o indecisas a la hora de actuar, y que se focalicen en evitar los peligros. Todas las organizaciones, tanto las privadas como las públicas, si quieren avanzar y desarrollarse en los próximos años deberán de invertir decididamente en conocimientos, capacidades, procesos y culturas que fomenten una cualidad organizativa distintiva y poco común: la agilidad.