Desde el inicio de la pandemia, los líderes empresariales de todo el mundo se han visto obligados a tomar decisiones de riesgo para enfrentarse a una crisis sanitaria mundial sin parangón, al menos, en la historia reciente. Se han tenido que ocupar de la seguridad y la salud de empleados y clientes, de encontrar fuentes alternativas de ingresos, de interpretar los cambios en los hábitos de consumo y, en muchos casos, simplemente de intentar seguir a flote. Algunas decisiones han tenido que improvisarse para poder resolver problemas y situaciones urgentes, pero otras han sacado a relucir capacidades y oportunidades para sus empresas totalmente inesperadas, y que podrían llegar a transformar de forma definitiva sus modelos de negocio.

Para entender qué están haciendo los máximos ejecutivos en todo el mundo, en PwC  entrevistamos, entre junio y julio pasado, a un panel de 699 CEOs, como una extensión de nuestra ya célebre Encuesta Mundial de CEOs. Hablamos de los primeros directivos de compañías cotizadas y no cotizadas, grandes -más de 1.000 millones de dólares de ingresos- y no tan grandes, pertenecientes a sectores y países muy distintos. Y del conjunto de sus respuestas surgen dos ideas por encima del resto: están decididos a aplicar recetas para que sus empresas sean más digitales y virtuales y van a apretar el acelerador para tener unas compañías mucho más flexibles y orientadas a los empleados.

Los máximos directivos apuestan por empresas más digitales y orientadas a los empleados

En la encuesta, los CEOs identifican, además, una serie de tendencias impulsadas por la situación generada por la COVID-19, que se van a mantener en el tiempo. Algunas de ellas son bastantes evidentes, como la colaboración a distancia, la automatización, los lugares de trabajo más espaciosos y con menos densidad de empleados o la seguridad de las cadenas de suministro.

El imperativo digital

En los primeros días de la pandemia, muchos directivos se dieron cuenta inmediatamente que las competencias digitales de sus empresas eran las que iban a determinar su capacidad para adaptarse, de la noche a la mañana, a las nuevas circunstancias. Esto les ha permitido acelerar sus iniciativas digitales con empleados y clientes. Pero la apuesta por la digitalización no sólo ha permitido a las compañías resistir durante la pandemia, también les ha servido para superar de forma definitiva la resistencia al cambio. En algunos países, las cuestiones culturales y las restricciones regulatorias estaban frenando el ritmo de digitalización de las empresas. Sin embargo, la necesidad de mantener el negocio en funcionamiento está provocando ahora el efecto contrario.

Más del 75% de los CEOs encuestados consideran que la automatización será una tendencia que seguirá plenamente vigente después de la pandemia. En el futuro, no sólo permitirá a los empleados dejar las tareas más repetitivas para centrarse en los trabajos de mayor valor, sino que va a posibilitar que las empresas apuesten por nuevos modelo de negocio. La digitalización de las cadenas de suministro para garantizar su resistencia en futuras crisis es otra de las tendencias que ha llegado para quedarse, según el 58% de los CEOs que han participado en nuestro panel.

Si miramos las contestaciones de los directivos por industrias, los máximos directivos del sector financiero son los más proclives a digitalizar sus operaciones y procesos clave. Los de las compañías de salud, tecnología, medios y telecomunicaciones son, por su parte, los más decididos a añadir productos y servicios digitales en sus ofertas comerciales. Una tendencia que tiene que ver con el auge de la telemedicina y del consumo de entretenimiento en el hogar durante la pandemia.

Transforma tu fuerza laboral

Hay dos preguntas que están encima de la mesa de los CEOs desde el inicio de la COVID-19: ¿Desde donde vamos a trabajar en el futuro? ¿Cómo vamos a hacerlo? El 78% de los primeros ejecutivos aseguran que la colaboración a distancia ha llegado para quedarse y que va impulsar todo lo relacionado con la flexibilidad laboral en la empresa. A medida que los empleados de todo el mundo se han visto obligados a pasar del modo presencia al teletrabajo, muchos directivos se han dado cuenta que sus preocupaciones iniciales por una posible caída de la productividad no tenían mucho fundamento. En una encuesta realizada por PwC a mediados de abril, entre directores financieros de todo el mundo, prácticamente el 50% de los entrevistados esperaban una caída de la productividad como consecuencia del trabajo a distancia. Sin embargo, cuando volvimos a hacer esta pregunta, dos meses más tarde, sólo el 26% era de esta opinión.

Además, a medida que las empresas han puesto en marcha nuevas formas de trabajo se están dando cuenta que éstas van ineludiblemente unidas al cuidado de la salud y el bienestar de sus profesionales. Cuando los empleados trabajan desde casa están mucho más tiempo conectados a la oficina y son mucho más propensos a quemarse, y muchos directivos son conscientes que hay que tienen que orientar sus empresas hacia los empleados e invertir en sus programas de wellness.

Es cierto que muchos empleados están volviendo a las oficinas, pero no lo es menos que estas han sufrido cambios profundos para garantizar la distancia social y todo un conjunto de medidas de seguridad. La capacidad de cada compañía para crear un entorno de trabajo puede ser una cuestión diferencial en términos de la experiencia y la fidelidad, tanto de los empleados como de los clientes. Muchos de los CEOs encuestados creen que, en el futuro, sus empresas van a necesitar menos metros cuadrados y el 60% cree que la apuesta por lugares de trabajo con una menor ocupación se mantendrá en el tiempo.

Crecimiento y desafíos

En la encuesta hemos aprovechado también a preguntar a nuestro panel de CEOs sobre sus expectativas de crecimiento y sobre los desafíos que les esperan. Lógicamente, los primeros espadas se muestran mucho más pesimistas sobre la evolución de la economía mundial en los próximos doce meses de lo que lo eran a finales de 2019. Las previsiones del Banco Mundial estima que la actividad económica en el mundo caerá un 5,2% en 2020, la mayor recesión desde la segunda guerra mundial.

Cuando miran dentro de sus propias empresas, los CEOs también se encuentran en un contexto marcado por la incertidumbre acerca de la evolución de sus propias compañías y sólo un 15% se muestra muy confiado en sus perspectivas de ingresos. A pesar de todos estos nubarrones, lo que parece claro es que, al menos, una parte de los máximos ejecutivos creen que han pasado el momento más crítico y que, ahora, cuentan con un conocimiento mucho más preciso de sus empresas para intentar salir reforzados de la pandemia.