Desde siempre, sabíamos que el camino hacia la descarbonización iba a ser difícil. Alcanzar una economía de cero emisiones netas, consiste en que todos los ecosistemas globales sean capaces de emitir únicamente la cantidad de carbono que puedan absorber. Lograrlo supondría la acción colectiva más importante que la humanidad haya emprendido jamás. Al fin y al cabo, el 84% de la energía mundial sigue procediendo de combustibles fósiles. Por lo tanto, hacer realidad este objetivo requerirá una reconfiguración profunda de la economía global.
Recientemente, cuando el equipo de PwC, asistía a la cumbre de la COP26, un taxista de Glasgow comentó: “Nadie es capaz de imaginarse lo diferente que vamos a vivir dentro de 10 o 15 años”. Y tiene razón, muchas cosas tienen que cambiar. Es probable, conforme a la regulación del Reino Unido, que, dentro de 15 años, el taxi que conduzca sea un vehículo eléctrico. De forma más general, se producirán grandes cambios en la manera en que nos divertimos, trabajamos, comemos, nos desplazamos, fabricamos y utilizamos las cosas, porque todas estas actividades generan emisiones de gases de efecto invernadero. Y si queremos cumplir con los ambiciosos objetivos que el mundo se ha fijado para reducir las emisiones, tendremos que transformar la forma en la que las hacemos.
El camino hacia la descarbonización es dispar y abrumador, pero contamos con la capacidad de impulsar el cambio
Entonces, ¿Cómo podemos empezar a desentrañar la profunda transformación que se necesita llevar a cabo en toda la sociedad y la economía mundial? La realidad es que no se trata de una varita mágica, ni de implementar una sola tecnología, ni siquiera de una modalidad de trabajo específica. Más bien, creemos que es necesario actuar en, al menos, cuatro áreas que están conectadas entre sí para desencadenar una serie de cambios que pueden crear el empuje necesario que nos lleve hacia una economía cero emisiones netas:
- Se necesita innovación y desarrollo de productos para que las alternativas ecológicas sean viables, asequibles y atractivas. La Agencia Internacional de la Energía estima que cerca de la mitad de las mejoras en eficiencia energética aplicadas a la descarbonizacionque que se utilizarán en 2050, se encuentra ahora en fase de prototipo.
- Necesitamos mercados que funcionen donde las compañías tengan margen para innovar y para llevar a cabo una transición ecológica a gran velocidad. Esto implica asegurarnos de que cuentan con entornos favorables en aspectos como la financiación, las infraestructuras necesarias, las condiciones de mercado y con los incentivos adecuados.
- Se requieren políticas y regulaciones gubernamentales que incentiven las acciones alineadas con el objetivo de cero emisiones y que faciliten las pautas de mercado que las empresas necesiten para actuar e invertir con confianza.
- Se debe consolidar y mantener la voluntad política y pública para lograr un cambio profundo. Para conservar la voluntad de los ciudadanos, se debe llevar a cabo una transición justa, gestionando el impacto social y humano con compasión para todas las personas y países. También, es importante reconocer las diferentes capacidades de los países, así como la necesidad de contar con alternativas ecológicas viables que permitan, al mismo tiempo, conservar los recursos actuales de los ciudadanos.
La buena noticia es que el cambio en el buen camino en cualquiera de estas áreas amplifica lo que ocurre en las demás, lo que acelera la rueda de la inercia del progreso y nos permite avanzar más rápido hacia el objetivo de cero emisiones. Ahora bien, para convertir las apasionadas llamadas a la acción en un cambio real, a gran escala, es preciso que tanto el sector público como el privado ejerzan todo su poder para crear un cambio sistemático en estas áreas.
La rueda de la inercia es un esquema útil a la hora de hacer un balance de las áreas en las que se está ganando impulso y aquellas en las que hay que intensificar el esfuerzo. A continuación, examinamos cada parte del esquema.
Para ello, nos centramos en los resultados de la COP26, por ser el acontecimiento más reciente que marca el camino hacia una economía de cero emisiones. Sin embargo, muchas de las cuestiones que tratamos trascienden la COP26 y definirán la futura agenda de liderazgo para alcanzar los objetivos de descarbonización. Por otro lado, nuestro propósito no es documentar todas las iniciativas relacionadas con el cambio climático, sino destacar los temas que representan un avance o un contratiempo. En aras de la brevedad, citamos cada temática una sola vez (aunque muchas podrían citarse en diferentes áreas de la rueda al estar todas profundamente interconectadas).
Innovación y desarrollo de productos
Avances
- Tomar medidas para que la tecnología verde y la energía renovable sean viables y asequibles. El impulso para conseguir los avances que se necesitan es cada vez mayor. Por ejemplo, las coaliciones de ‘the Glasgow Breakthroughs’ tienen como objetivo hacer que las tecnologías verdes sean la opción más económica y accesible, a nivel mundial, en algunos de los sectores más difíciles de abordar –energía, agricultura, transporte por carretera, acero– y hacer que el hidrógeno sea asequible y esté disponible a nivel mundial para 2030.
- Señales en el mercado destinadas a impulsar la innovación y la inversión. A partir de las múltiples declaraciones en la COP26 y el mensaje que se transmitió de la importancia a nivel mundial del cambio climático, la cumbre envió fuertes señales a los mercados de que las iniciativas ecológicas son valiosas inversiones y de que la demanda de estas va en aumento.
- Creciente reconocimiento de la necesidad de combinar esfuerzos públicos y privados. Algunos han llamado a la COP26 la COP de las empresas, en respuesta a la mayor asistencia de líderes empresariales y a la avalancha de declaraciones lideradas por compañías para tomar medidas hacia la neutralidad climática. Cada vez se reconoce más la necesidad de que tanto los gobiernos como las empresas tomen iniciativas y los efectos de sus acciones se refuercen mutuamente. Los compromisos empresariales de descarbonización –en sectores de alta intensidad de carbono como la agricultura y las infraestructuras, entre otros–, tendrán potentes efectos amplificadores a medida que estos compromisos se propaguen por las cadenas de suministro.
Frenos
- Ausencia de alternativas ecológicas viables, lo que dificulta la capacidad de transición. Las propuestas para ofrecer alternativas ecológicas son estupendas, pero se necesitan resultados. Sin un conjunto de opciones sostenibles y viables, desde el combustible para los aviones hasta el acero, la realidad política es que las compañías y los países tendrán dificultades para incrementar sus esfuerzos de descarbonización. Por ejemplo, para algunos países fue un reto unirse a los pactos de reducción de carbono de la COP26 porque no existen alternativas factibles que permitan mantener los recursos necesarios para la subsistencia de la población o el funcionamiento de sus sistemas económicos. Como comentó un delegado de la COP26: “Estos países no pueden apagar la luz”.
¿Qué se necesita?
- Impulsar un programa Apolo de innovación. Los gobiernos podrían contribuir financiando las primeras fases de investigación y desarrollo, y el sector privado podría aplicar sus conocimientos en materia de innovación, desarrollo de productos y distribución de los mismos a consumidores finales a gran escala. Como escribió Bill Gates en How to Avert a Climate Disaster, hay una necesidad inminente de superar la prima verde, es decir, el gasto adicional de las soluciones sin emisiones en comparación con las menos respetuosas con el medio ambiente. Cuando las opciones ecológicas igualan o superan a las nocivas en coste, rendimiento y atractivo para el consumidor, adquieren valor. Así, un pequeño flujo de adopción puede convertirse rápidamente en una avalancha. Muchos economistas sostienen que la fijación de un precio del carbono es una palanca clave para incentivar el rápido desarrollo y la adopción de tecnologías con bajas emisiones de carbono.
Desarrollo de los mercados
Avances
- Aumento del compromiso y de la financiación por parte de las compañías para alcanzar los objetivos de cero emisiones. Los miembros de The Glasgow Finance Alliance for Net Zero (GFANZ) han acordado que los 130 billones de dólares de capital privado, que manejan de forma conjunta, se gestionen de forma alineada con los objetivos de cero emisiones. Esto aumenta la creciente oleada de fondos hacia inversiones orientadas a iniciativas de descarbonización. Las conversaciones que hemos mantenido con directivos de primer nivel revelan un cambio de mentalidad cada vez más grande. Han pasado de adoptar medidas de sostenibilidad como estrategia defensiva, para evadir la regulación o el daño reputacional, a una estrategia ofensiva, buscando crear valor. Esto impulsará aún más los avances en los mercados para alcanzar los objetivos de cero emisiones.
Frenos
- Existen numerosos obstáculos que impiden el funcionamiento de los mercados en los que las compañías operan. Barreras burocráticas, conflictos de interés, falta de infraestructuras, baja demanda, cadenas de suministro interrumpidas, ausencia de incentivos y otros obstáculos del mercado que pueden impedir que las empresas accedan a nuevos sectores u operen de forma que, en última instancia, permitan reducir las emisiones de carbono. Por ejemplo, aumentar el suministro de combustible para aviones procedente de fuentes sostenibles puede no tener sentido desde el punto de vista empresarial hasta que la demanda aumente, pero la demanda puede permanecer baja hasta que la oferta esté disponible.
- Las compañías deben compatibilizar sus esfuerzos de descarbonización con sus otros objetivos y necesidades. Los líderes empresariales deben compaginar sus propósitos en materia de sostenibilidad con otros compromisos y objetivos estratégicos. La 25 Encuesta Mundial de CEOs, elaborada por PwC, analiza los factores estructurales que fomentan –o inhiben– la priorización de la reducción de emisiones de los directivos. Y, un estudio reciente de PwC señala que a día de hoy los inversores exigen que se actúe en materia de ESG, pero no a expensas de la rentabilidad. También, el 79% de los gestores de fondos consideran los criterios ESG un factor importante a la hora de elegir sus inversiones. Sin embargo, solo el 19% está dispuesto a asumir un impacto de más del 1% en sus beneficios a cambio de alcanzar un avance en materia de ESG.
- La descarbonización de las carteras de inversión no es lo mismo que la descarbonización de las economías. La acción de los inversores es una poderosa palanca para fomentar la descarbonización, pero tiene algunas limitaciones. Todavía queda un largo camino por recorrer para conseguir estándares de información no financiera que sean coherentes y de confianza y que permitan que la actuación de los inversores sea un instrumento más potente y con mayor capacidad de discernimiento. Y, como indica el informe State of Climate Tech 2021 de PwC, existe un claro desajuste entre los ámbitos en los que se necesita invertir para reducir las emisiones y los sectores en los que realmente se invierte. Por otro lado, los activos de entidades públicas que se venden por su impacto en el cambio climático pueden ser comprados por cualquier otro inversor, frenando así los efectos deseados de la venta. Esto subraya la necesidad de considerar soluciones macro de todo el mercado, como la fijación de precios del carbono, que afecten a todas las compañías, independientemente de su propietario, y no permitan que las emisiones se oculten.
¿Qué se necesita?
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Desarrollar mercados ecológicos que prosperen. Identificar y romper los obstáculos que impiden el funcionamiento de los mercados libera el poder creativo de las empresas. De este modo, se pueden ampliar rápidamente los modelos de financiación, las infraestructuras, las cadenas de suministro, la investigación y desarrollo, y la gran variedad de ayudas que necesitan las compañías para entrar en los mercados verdes y hacerlos crecer. El desarrollo de una concepción más amplia del valor que incluya tanto el beneficio financiero como el social fomentará una mayor inversión, y a la vez permitirá que las empresas comprendan que la alineación con los objetivos de cero emisiones son una oportunidad para la creación de valor.
Es necesario contar con métricas e informes no financieros fiables para que las empresas puedan planificar y medir su progreso, y para que los inversores puedan compensar a quienes lo hagan. Se debe considerar la fijación de precios del carbono – ya que es una poderosa palanca basada en el mercado para incentivar la adopción de medidas de descarbonización en la producción y el consumo -, premiar la innovación tecnológica y activar los mercados ofrecer alternativas sostenibles.
Políticas y regulación gubernamental
Avances
- Avanzar hacia políticas, parámetros y normas de presentación de informes coherentes. Al ofrecer un marco para los mercados de carbono y plazos para que los países informen de sus planes y progresos, la COP26 completó el reglamento del Acuerdo de París. Y a principios de 2021, se creó el Consejo Internacional de Normas de Sostenibilidad (ISSB por sus siglas en inglés), encargado de crear estándares de información en materia de ESG coherentes y confiables.
Frenos
- Existen numerosos vacíos en la normativa, la presentación de informes, y las políticas de cumplimiento relacionados con la descarbonización. La ISSB dio el primer paso para la elaboración de normas para la presentación de informes en materia de ESG que fuesen más claros. Pero el esfuerzo por acordar unos estándares globales y lograr su adopción por los gobiernos y reguladores será una maratón. Queda mucho trabajo por hacer para establecer unos estándares coherentes para la presentación de informes de descarbonización a nivel de país y a la hora de contabilizar la absorción de las emisiones de carbono, la operativa de los mercados de emisiones y su medición a lo largo de la cadena de valor (emisiones de alcance 3).
¿Qué necesitamos?
- Consolidar e implantar rápidamente políticas, parámetros y normas de presentación de informes para las cero emisiones. “Las empresas están pidiendo una regulación porque ven los riesgos y las oportunidades, y necesitan un marco que les permita impulsar el cambio”, afirma Emma Cox, líder global de Cambio Climático en PwC. Es necesario implementar políticas a nivel nacional y municipal para establecer expectativas e incentivos claros para las compañías. La adopción de normas para la presentación de informes acelerará el camino hacia el objetivo de cero emisiones mediante la transparencia y la rendición de cuentas.
Voluntad de la opinión pública y política
Avances
- Alineamiento a nivel global de la necesidad de actuar con carácter de urgencia. Los críticos que sostienen que la COP26 no fue lo suficientemente ambiciosa con sus propuestas pasa por alto el importante papel simbólico que desempeñó la cumbre al mostrar que el mundo está unido y decidido a alcanzar una economía de cero emisiones. La ventana de Overton – el conjunto de ideas que se consideran habitualmente la norma – ahora incluye la descarbonización como una cuestión urgente. Y las expectativas siguen en aumento. Aunque a algunos les hubiera gustado un lenguaje más contundente que el compromiso de “reducir progresivamente” el uso del carbón, este compromiso marca la primera vez que un acuerdo de la COP se dirige explícitamente al abandono de los combustibles fósiles. Cada vez es más factible imaginar una nueva realidad en la que el uso de los combustibles fósiles se reducirá rápidamente. Con lo que, alcanzar los objetivos de cero emisiones se ha convertido en una cuestión de cuándo y cómo, en lugar de si es posible.
- Presión continua por obtener beneficios. En la COP26 se acordaron marcos sobre cuándo y cómo los países revisarán, monitorizarán e informarán sobre sus progresos. Estas acciones ayudan a crear confianza y permiten la comparación y la agrupación de los objetivos y las acciones de cada país. Se invita a los países que no tienen objetivos alineados con París a que presenten objetivos más sólidos a corto plazo para el próximo año.
Contratiempos
- El apoyo a la descarbonización podría deteriorarse si la transición es problemática en exceso. No todas las personas, organizaciones y países apoyan de forma incondicional el objetivo de cero emisiones y las acciones propuestas o en curso para alcanzarlo. El apoyo de la opinión pública podría ser vulnerable si la transición es demasiado repentina. Esto ocurriría si los cambios necesarios en el estilo de vida fuesen muy bruscos o el impacto económico demasiado grande. Como ya se ha dicho, la realidad política es que es difícil que los países abandonen los combustibles fósiles si no tienen opciones ecológicas viables que adoptar.
¿Qué se necesita?
- Incorporar alternativas ecológicas viables cuanto antes. Desde fertilizantes que no generen emisiones de carbono hasta el uso de energías renovables a gran escala, es necesario hacer que la descarbonización sea práctica y asequible. La transición hacia una economía verde será bienvenida si las alternativas son atractivas, o incluso son capaces de mejorar la vida de las personas.
- Hacer una transición justa. No basta con declarar que los sistemas deben cambiar sin tener en cuenta cómo afectarán esos cambios a las personas o a los países. Debemos gestionar la transformación con empatía por sus consecuencias en los ciudadanos. Los líderes deben tener en cuenta las diferentes capacidades de las naciones para la transición a una economía cero emisiones. Para ello, se deben ofrecer alternativas de tecnología limpia a un ritmo que permita a los países hacer la transición a una economía verde de una manera justa que proteja las vidas y los medios de subsistencia de sus habitantes. Así, debemos encontrar la fórmula adecuada para la mitigación y la adaptación que garantice que nadie se quede atrás.
Se requieren esfuerzos heroicos
Es fácil ser pesimista sobre el ritmo de los avances. De hecho, estudios elaborados por PwC indican que el ritmo de descarbonización es inferior a una quinta parte del ritmo necesario para alcanzar una economía cero emisiones para 2050. Además, los compromisos asumidos en Glasgow no servirán por sí solos para cerrar la brecha. Seguimos avanzando hacia un alarmante aumento de la temperatura de 2,4°C para 2100.
Existe un consenso mundial sobre la necesidad de reducir rápidamente las emisiones. Pero serán necesarios esfuerzos heroicos para lograrlo. Y para ello, es importante nuestra voluntad, recursos y aspiraciones colectivas.
Es necesario que todos los sectores, tanto el público como el privado, se pongan manos a la obra. Hemos de tirar de todas las palancas a nuestro alcance para acelerar el progreso. Así, la poderosa fuerza de la “rueda de la inercia” puede impulsar los avances exponenciales necesarios para mantener el objetivo de limitar el aumento de la temperatura a 1,5ºC. ¡Hagámoslo una realidad!