La visión de las empresas sobre la transformación empresarial parece estar cambiando. De ser percibida como un asunto reactivo asociado a reestructuraciones traumáticas, a convertirse en casi una obligación para aprovechar las nuevas oportunidades de negocio que ya se están presentando. El informe Restructuring for growth, elaborado por Strategy&, la consultora estratégica de PwC, que recoge la opinión de 250 directivos de compañías internacionales, analiza cómo las empresas de todo el mundo le están dando la vuelta a sus organizaciones para impulsar su crecimiento, y llega a algunas conclusiones interesantes.
La crisis económica provocada por la COVID-19 está empujando las transformaciones empresariales y se atisba un fuerte incremento de esta actividad en el corto y medio plazo. De hecho, cuatro de cada cinco directivos -el 80%- tienen previsto reorganizar, en los próximos tres años, la forma en la que funcionan y se estructuran sus compañías.
Las reorganizaciones, según explica el documento, tienen dos grandes objetivos: crear nuevos modelos de negocio digitales y hacer más resistentes las cadenas de suministro y la operativa de las empresas ante futuras crisis venideras. En ese contexto, las compañías esperan aumentar entre un 10% y un 15% sus inversiones en digitalización, ciberseguridad y en las áreas de ventas para impulsar el crecimiento de sus ingresos. Una situación que contrasta radicalmente con la que se produjo en la crisis financiera de 2008/2009, cuando el desplome del consumo y las dificultades para acceder a las fuentes de financiación provocó que las empresas tomasen medidas encaminadas, casi exclusivamente, a recortar el gasto y no a empujar los ingresos, como despidos, recortes de costes en los órganos ejecutivos, una gestión más agresiva del fondo de maniobra, la revisión a la baja de los contratos con los proveedores o la reducción discrecional de los gastos.
De las respuestas de los directivos entrevistados se desprende que las prioridades estratégicas de las empresas, ahora y en los próximos meses, pasan por desarrollar nuevos modelos de negocio (51%), rediseñar sus estrategias (37%), crecer orgánicamente en nuevos mercados (28%), invertir en nuevas capacidades (27%) y dibujar el modelo operativo futuro de las compañías (23%). El estudio revela que mientras un 25% de las empresas participantes ya han empezado a reorganizar sus negocios, muchas otras están todavía en una fase inicial de análisis.
Estos procesos de transformación van a suponer un cambio significativo en las prioridades de inversión de las compañías y sus centros de coste. Podrían conllevar reducciones de plantilla y ajustes presupuestarios pero limitados a aquellas funciones consideradas con menos críticas para el futuro. Las compañías que han participado en el estudio tienen previsto reducir costes entre un 4% y un 11% de media en este tipo de funciones, especialmente, en áreas de SG&A -comerciales, generales y administrativas- susceptibles de mayor digitalización u otras como real estate, a la vista de los modelos de teletrabajo flexibles.
El informe incluye tres recomendaciones para aquellas empresas que quieran resurgir con fuerza de la pandemia y ser significativamente distintas a cómo eran antes de la COVID-19:
- Olvidarse del pasado y revisar las prioridades estratégicas. Definir cuál va a ser la estrategia y el modelo de negocio en el futuro. Analizar cuáles son las palancas que están impulsando el crecimiento en tu sector y revisar los planes de creación de valor.
- Invertir en digitalización y en ESG como claves para el crecimiento y revisar los costes.
- Involucrar a los empleados en el proceso de cambio y convertirlos en una parte importante de la transformación de la compañía.
Futuro optimista
Los directivos encuestados en el estudio son optimistas acerca de la evolución de la coyuntura internacional en los próximos doce meses: el 60% espera que las condiciones económicas mejoren. Además, un 50% prevé que sus compañías incrementen los ingresos en 2021 y proyectan un crecimiento acelerado en el futuro, aunque temen no poder capturar todas las oportunidades con las estructuras y los modelos actuales.
Finalmente, el documento incluye un análisis de los factores que están provocando que la recuperación en Europa esté siendo más lenta que en otras áreas geográficas, como China o Estados Unidos, y prevé que, en el Viejo Continente, el Producto Interior Bruto cierre 2021 con un crecimiento del 3,4%, aunque este será desigual por sectores y países. Además, considera que en toda Europa existe una creciente necesidad de reestructuración y transformación, especialmente en las industrias que se han visto más afectadas por la pandemia, como el transporte de pasajeros, los viajes y la hostelería, así como el entretenimiento y los medios de comunicación.